Por José Gandour @gandour Foto de Oscar Perfer @perferoscar

Dentro de la programación del Rock al Parque 2017 hizo falta una representación más firme de la actual escena bogotana. Extrañamos bandas que vienen haciendo un recorrido más consolidado en otros escenarios, en otros festivales y frecuentemente en los medios de comunicación. Agrupaciones que tienen una amplia aceptación entre el público citadino y que seguramente hubieran sido celebrados por la audiencia en el Simón Bolívar. Algunos de ellos esperaron ser invitados directamente por la organización distrital, creyendo que ya era su turno para ausentarse de las convocatorias. Otros simplemente reniegan del festival, creyendo que el evento es para propuestas menores. También están los que no supieron nunca dónde inscribirse y se les pasó la oportunidad. Sin ánimo de menospreciar a quienes si tuvieron la oportunidad de estar en los escenarios este año, podemos decir que las extrañamos y que, aunque el resultado de esta edición fue convincente, hubiera podido ser mejor con su presencia. Pero, bueh, ya pasó.

Los que si hicieron todas las vueltas necesarias para estar ahí y cumplió con creces fueron Los Makenzy, trío de sonido clásico que ha ido hallando su puesto dentro de los favoritos de la ciudad por su performance, sus buenas canciones y porque tienen esa actitud necesaria para llamar la atención, romper las cosas y ser apreciados por su ruido. Lo suyo no se queda en la altivez, ni en la rebeldía (cualidades que tienen de sobra): A todo ese garbo le suman buenas composiciones y un uso fino de sus instrumentos. No la han tenido fácil en sus vidas y parte de su recorrido ha estado lleno de caminos difíciles. Para algunos pueden ser un cliché andante, con sus chaquetas de cuero, su andar altanero y su ánimo de demoler hoteles, y para otros lucen como un trío de mocosos buscapleitos con ganas irreverentes de ser famosos. Todo puede ser cierto, pero cuando se paran en la tarima destrozan todos los prejuicios y la sacan adelante.

No la tenían fácil el lunes en Rock al Parque. Estaban como carne de cañón en medio de Panteón Rococó y Los Tres. Cualquier error, más en un escenario con eternos problemas de sonido, y todo se podía ir al carajo. Lo suyo, en medio de esas problemáticas circunstancias, fue impecable. El público, más atento y respetuoso de lo que se esperaba, aplaudió cada una de sus tonadas y festejó que ellos fueran la digna representación local en semejante situación. En medio del huracán blusero y rockanrrollero que propusieron, tocaron Aura, una de las canciones colombianas más preciosas de los últimos años del rock colombiano y la gente cantó con ellos. Hubo hasta tiempo para que Nicolás, el cantante, dedicara un tiempo de su concierto a su esposa y hablara de amor sin la vergüenza de los tímidos. Terminaron aplaudidos porque realmente se lo merecían. Ellos saben que lo que pasó ahí fue importante en su carrera y, seguramente, más de uno de sus colegas que no quiso estar ahí se arrepintió al ver la euforia que este trío despertó frente a más de cuarenta mil espectadores.

El show de Los Makenzy fue una de los mejores de la programación del festival. Eso debe abrirle aún más puertas de las que han tenido que tumbar en su carrera. Ojalá todo lo bueno que tiene que pasarles en su vida llegue. Eso si, no les pida que sean siempre simpáticos, ellos tienen su propia forma de asumir la vida y muchas veces no tendrán tiempo para atenderlo. Sólo pídales buena música, eso seguro será lo que obtendrá.

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