Por equipo de Santiago Rivas @rivas_santiago Foto Oscar Perfer @perferoscar

El día del metal se está haciendo cada vez más interesante. Puede que yo me la pase como un abuelo preguntando que si esto es grind, o es thrash, o qué sé yo, pero más allá de los géneros, las propuestas han enriquecido mucho los sábados, que antes eran un bodrio. Este año, los cuatro invitados extranjeros al primer día cumplieron con creces las expectativas que tenía de verlos, pero el contraste con la mayoría de las bandas nacionales aún es mucha. No por calidad o virtuosismo, sino por la forma en que conciben su sonido. Todavía nos falta mucho para tener una escena metalera tan interesante y rica en sonidos como los que está trayendo el festival. Y sin embargo ahí vamos.

Heaven Shall Burn tiene un sonido fuerte y punzante, como debe ser una banda de extreme metal (yo también sé mis cositas, no crean), pero le combinan ciertas cosas de hard core, que tienen mucho que ver con su carácter. No se les entiende, claro, pero si ustedes buscan las letras de sus canciones se darán cuenta de lo comprometidos que están en su lucha contra el racismo y la injusticia. Ser vegano y straightedge me parece una exageración (cuatro de sus miembros lo son), pero cada quién con lo suyo. La verdad es que son una banda muy interesante para una escena metalera que quisiera abordar temas políticos. Pueden ser una muy buena influencia, en un país que necesita desesperadamente que las voces de la juventud azotada por la inequidad ganen notoriedad.

El gran hit de la jornada, en mi opinión, fue Nervosa, de Brasil. No hablo solamente de la infatuación que la gran mayoría del público masculino sufrió, gracias a la presencia de su vocalista Fernanda Lira, que ya era mucho. Detengámonos en eso un momento, para desactivarlo: nunca antes en un día de metal en Rock al Parque, habiéndose parado en la tarima mujeres muy bellas, había yo oído tantas declaraciones de amor. Por supuesto, tampoco había visto tantos hombres intimidados en el parque, recogiendo una sabia reflexión de Alfonso Espriella. Fin. Ahora sí, la música.

Nervosa es una banda brasileña de riguroso thrash metal, concebida para ser un power trio de mujeres. Es una banda llena de poder, y la gente lo agradecía después de cada canción. Soy repetitivo, pero toda la gracia está en como conciben las canciones. No basta con tener fuerza, una baterista habilidosa o una buena línea de bajo. Ellas componen para exigirle al público lo mismo que se exigen ellas. La canción no para, hasta que de repente se oye el último grito de Fernanda y todo se silencia; la gente respira profundo, grita feliz y volvemos a empezar. Los riffs de guitarra de Prika Amaral son impecables. Sencillos en su concepción, sin combinar acordes complejos, pero logrando una gran riqueza sonora, que supongo, viene de la combinación de unos tres pedales. No sé qué más decir. De verdad, la mejor presentación del primer día.

Tras una pausa para comer, tuvimos la oportunidad de ver la despedida de Darkness, que dio ejemplo de civilidad, haciendo una última presentación en la que recalcaron que, aún a pesar de las diferencias, uno siempre puede portarse a la altura y hacer lo que sabe. Nunca fui fan de Darkness, pero entiendo perfectamente lo que significa para muchos metaleros colombianos. Hacen falta más ejemplos como el de ellos, bandas que se la jueguen por hacer algo de fondo, por constituirse en una influencia para otras bandas, en vez de simplemente ser un compilado de todas sus influencias. Darkness es lo que es porque tiene un sonido propio, y mucho carácter. A uno puede gustarle o no, pero se nota desde el principio (yo los oí por primera vez hace muchos años), que componen cada canción para que sea un himno. De manera que muchas gracias a Darkness, y que ese legado crezca por muchos años.

Hubo dos bandas nacionales que retratan en parte lo que decía al comienzo de este artículo. Todavía es mucha la distancia entre los sonidos del metal contemporáneo y lo que pasa en nuestra escena nacional. Vein y Herejía son dos bandas poderosas, porque se trata de grupos de gente virtuosa, apropiados del sonido metalero tradicional (que en Colombia es la combinación del Death, el Thrash y algo de Speed o Black, según la banda), perfectamente capaces de manejar una tarima como la de Rock al Parque. Pero muchas de sus composiciones suenan a más de lo mismo. No lo digo en mala onda, al contrario. Vale la pena hacerse un examen creativo, para ver qué tanto de lo que uno compone es costumbre, y qué tanto es una declaración. Los conciertos estuvieron bien, pero de verdad es importante que el sonido del metal colombiano siga evolucionando, porque son muchas las cosas que pasan y es mejor no quedarse atrás, añorando lo único que conocimos por años. La mejor manera de proteger el producto nacional es enriqueciéndolo.

Death Angel es una bandaza. Punto. Me confundía la muy melódica voz de su vocalista, y pensé que se trataba de una especie de Heavy metal en esteroides, pero muy amablemente Eugenio Chahín me enseñó que se trata de thrash metal del más puro, y esa fue una gran noticia. Me explico: no siendo yo un metalero, aprecio de verdad la posibilidad de encontrar nuevos sonidos, y reconocer los matices entre los géneros, o al interior de ellos. En este caso, tener la fortuna de oír dos bandas como Nervosa y Death Angel, que se supone que tocan lo mismo, pero que en conjunto suenan tan distintas, tan buenas ambas y tan vigentes, es refrescante. Si lo es para mí, debería serlo para aquellos que disfrutan en verdad del metal. Death Angel dio una gran presentación y tocó de todo. Desde sus orígenes y sus clásicos (la gente enloqueció con “Kill As One”) hasta el material de sus últimos años. Excelente cierre para la tarima Bio.

Por último, Lamb Of God. Se trata de una banda muy querida por el público bogotano, que agradece mucho a quienes la visitan varias veces y sabe repetir con gusto un buen concierto. Tras dos ocasiones anteriores, los señores de Lamb Of God tuvieron frente a sí la multitud más grande frente a la que hayan tocado jamás. Es una elección muy interesante para cerrar el primer día de Rock al Parque, por el sonido que representan. La alegría de Randy Blythe, su vocalista, era visible. El sonido de Lamb Of God tiene una cadencia especial, como más cálida. Nada de esto les resta fuerza, todo lo contrario. Simplemente nos demuestra que no tenemos que refugiarnos en las mismas fórmulas de siempre. Ojalá vengan más sábados de Rock al Parque como este.

Una sola nota negativa ¿A quién carajos se le ocurrió hacer un castillo en el diseño de pantallas de la tarima principal? No solamente se ve feo, también se ve chambón. Tal vez la gente no se haya dado cuenta, pero de verdad es un diseño de pantallas sumamente feo y barroco, cuando el solo video bastaría. A lo mejor se trata de otro pobre incomprendido y yo estoy siendo injusto, así que mejor lo ven con sus propios ojos. Nos vemos en el parque.

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