estereo02Por Santiago Rivas @Rivas_Santiago

El primer día estuvo muy bien, con una paleta de sonidos diversa e interesante, que cerró un grupo de altísima aceptación, que a mí me aburre infinitamente pero a la gente parece encantarle, de manera que muy bien. No sé qué hacía ahí Bad Religion, pero igual lo agradezco enormemente. Del primer día ya hablé, entonces sigo de largo.

El segundo día me fue horrible. Bogotá no parece estar preparada, o el festival, para mover tanta gente como movieron. Cuatro horas en un taxi, para perderme lo que quería ver, y apenas llegar a Noel Gallagher y Florence And The Machine, que son buenos, pero no todo lo que había para ver ese viernes. Una lástima. Gallagher me pareció bastante convencional y descafeinado en vivo. Florence tiene una excelente voz, pero ya bastante ajetreo había tenido, para que todo el resto de la noche fuera para los DJs. No es culpa de nadie (o sí, pero no sé de quién), pero me fui con un pésimo sabor en la boca, que pueden calcular por lo poco que hablo de música en este párrafo.

El sábado, en cambio, fue mi venganza. Luego de un viaje apacible en Transmilenio, más un rato en un intermunicipal, llegué con tiempo suficiente para empezar una buena tanda de grupos. Empecé con mis amigos de Goli. Este grupo de Medellín encabezado por Sara Rodas (Mr. Bleat), ofreció un set de bonitas canciones, endonde todo es cuidado, todo es delicado. Incluso las visuales, que lograron, pese a que había luz día, crear una atmósfera especial. Es un trabajo que, espero, seguirá creciendo. Después vinieron Kanaku y El Tigre. Este grupo peruano me gusta desde la primera canción, en el primer segundo. Fue amor a primera oída. No puedo ser
objetivo, pero no era solo yo el que estaba feliz oyéndolos, coreándolos, aplaudiéndolos.

Luego de eso Flaming Lips, que decidieron irse por lo llamativo, pues no son una banda con mucho sabor, pero sí tienen un hermoso sonido, que supieron acompañar con un montón de bombas y mucho, muchísimo papel picado. Ellos tampoco tenían mucho que hacer allá, pero estuvo muy divertido también. Luego Alvvays, una de las sorpresas más gratas del festival para mí, con un sonido conocido, pero bien montado.

Y luego el desorden, porque no hay hígados lo suficientemente fuertes. Para eso fue que llamaron a Snoop Dogg. Muchos lo criticaron porque su espectáculo no fue nada especial, ni siquiera elaborado, pero ¿Qué estaban esperando? Hubo momento en que se pasó de conchudo, poniendo Jump Around de House Of Pain, para enrumbar a la gente (ganando favores con padrenuestros ajenos, que llaman), y luego seguir con lo suyo. Era todo lo que se podía esperar de él, y fue divertido, de manera que no tengo quejas. Ya los DJs me sonaron todos como a lo mismo, aunque había cosas muy interesantes como Skrillex sumado a Diplo  y Nicolas Jaar. Pero cuando el hígado no da, el oído tampoco, de manera que a dormir. Luego les mando un tercer artículo, porque creo que, pasada la resaca, quedan muchas preguntas por hacerse sobre Estéreo Pícnic.