Por José Gandour @gandour

Desde 2013, la Asociación Gremial Industria Musical Independiente de Chile, IMICHILE, ha sido uno de los principales motores de la industria musical chilena. Dicho ente reúne en este momento a más de cincuenta empresas, entre las que se encuentran sellos discográficos, promotores, agencias de comunicaciones, tiendas online y plataformas de distribución digital, que incluyen en su círculo de acción  a más de 600 artistas del país austral. Mediante el trabajo asociativo y la cooperación para fomentar la producción, promoción, comercialización y exportación de los artistas chilenos y sus producciones fonográficas, han logrado expandir sus labores, y han estado en los últimos años, como institución, presentes en las principales ferias y mercados del mundo. Al entrar en su página oficial, es fácil quedar abrumado ante el orden de sus proyectos y el registro de sus acciones, que, aunque algunos les resultará demasiado corporativo, es en extremo organizada y muy puntual en sus objetivos.

Por ello hemos buscado desde hace varios días conversar con Oliver Knust, fundador y director de dicho ente, a la vez creador del sello Discos Río Bueno, quien, después de una intensa gira promocional por Europa, ya de regreso en Santiago, ha podido responder nuestras preguntas:

¿De dónde surgió la idea de crear IMIChile?
Surgió de ejemplos internacionales que comenzamos a ver en ferias y eventos de industria. El referente más cercano fue la UFI de España, ya que pudimos acceder a los documentos y estatutos de la asociación, que posteriormente nos sirvieron para generar nuestras propias escrituras legales.

¿Qué fue lo primero que hicieron como institución?
Juntar al numero de empresas que estuviera dispuesto a componer la directiva del gremio, tarea nada fácil.

¿Qué perfil debian tener esas empresas?
Que trabajen el catalogo nacional y que no tengan un vinculo formal con una disquera multinacional básicamente.

En ese momento, ¿cuántas empresas así había en Chile?

Varias, no sabría exactamente, pero fueron 7 los que firmaron en ese momento.

A partir de ahi, ¿cuál era la idea de desarrollo del asunto?
Lo que dictaban los estatutos del gremio, básicamente el desarrollo del sector, en base a la capacitación de los socios a nivel local y el fomento a la exportación, mediante mecanismos de financiamiento que podría proporcionar el gobierno.

Igual, en 2013, ya había una experiencia en exportación de talento independiente chileno, ¿no? ¿Qué faltaba?
Que estuviera acompañado del soporte de industria. El fomento era sólo para los artistas, faltaba una estrategia a mediano y largo plazo y fomento para las empresas que estaban detrás de la gestión de las bandas.

Ahora tienen más socios en su gremio, ¿estas empresas nacieron a partir de IMIChile o ustedes tuvieron algo que ver en su desarrollo?
IMICHILE ahora va por los 55 socios. Muchos de ellos son empresas que ya existían y se fueron afiliando, otras se formaron en los últimos años y se han ido sumando. IMICHILE apoya en el desarrollo del sector de la industria musical y facilita información constantemente, muchas empresas han sabido aprovechar estás oportunidades.

¿Qué tipo de relación han tenido con el Estado chileno? ¿Han recibido algún tipo de apoyo gubernamental?
Hemos generado una buena relación con las distintas instituciones del estado que trabajan con las industrias creativas. Hemos recibido bastante apoyo, hay bastantes fondos concursables sectoriales que apoyan a los gremios u otro tipo de asociaciones.

Veo que ustedes han conformado delegaciones a distintas ferias y festivales en el mundo, ¿cómo ha funcionado todo, y que han conseguido a partir de esos viajes?
Hemos ganado más que nada experiencia y una red de contactos importante. Hemos visto que se identifica a la industria Chilena como un sector asociativo, que colabora, tiene sustento artístico y algo de carácter, jeje.

Hablemos ahora de mercado interno, pero comencemos conun hecho puntual: ¿Que es Fluvial?
Fluvial es un evento que fomenta la industria de música chilena, principalmente la formación y exportación. Es una idea que rescatamos de las diferentes conferencias y eventos a los que asistimos. Lo hicimos en Valdivia para mostrar que Chile era un pais diferente en cuanto a clima, música e indiosincracia. Se logró gracias a la colaboración de diferentes entes privados y públicos, con la participación de la Universidad Austral, con sede en esa ciudad.

Fluvial se volvió un hito para la industria, porque se trata de sacar a toda la gente de Santiago y aglomerarla en una ciudad bonita. Todos esperar estar ahí no sólo para hacer negocios sino para tener un fin de semana muy entretenido, y por ello hemos recibido muy buenos comentarios de todos los sectores y amigos.

 

 

A partir de esas actividades, ¿han podido activar de forma fuerte el mercado interno?
Algo se ha activado, pero más ha servido para ir caracterizándolo.

¿Qué tanta participación tiene la música independiente en el mercado chileno?
Depende de dónde. En la radio comercial, del holding Ibero americana, 20% por ley. En ventas por derechos, muy poco, cerca del 2%. En shows en vivo, bastante, ya que es donde se genera todo y en Santiago hay un circuito muy activo de clubes de musica en vivo. Circulando por el mundo, también. Muchas, aunque sean emergentes, giran bastante. Tiene que ver los instrumentos de fomento del gobierno.

¿Y en la torta del streaming cómo les va?
Tambien camina, pero esa torta se reparte con quienes han traspasado la barrera de lo «popular», como Gepe, Javeria Mena, Fran Valenzuela y todos ellos se han ido a sellos mayores en el ultimo año.

Dos preguntas muy relacionadas entre si: ¿Puede una disquera independiente chilena ser rentable? ¿Puede un músico independiente chileno vivir de su arte?

Si hay oportunidades, pero tienen que estar sustentadas por una calidad artística y un desarrollo orgánico acompañado con talento. A partir de ahí, las empresas se la pueden jugar con la inteligencia y la intuición que tienen. De ahí en adelante, la labor del gremio es hacer la gestión correspondiente, contando con la colaboración del Estado, principalmente, y la sociedad de derechos de autor, para que el sector se pueda desarrollar con oportunidades como cualquier otro frente, frente a los mecanismos de fomento que hay. Ahora que hay unos artistas consolidados, el gremio puede sustentar una pequeña estructura para los artistas que vienen sin perder de vista la visión independiente.

 

 

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