Por José Gandour @zonagirante
🎉 Del baile vigilado al ritmo liberado
Traigo a la memoria algunos episodios de fiestas adolescentes, donde el truco para pasarla —al menos algo bien— era saber bailar decentemente el merengue (generalmente interpretado por artistas de Quisqueya), para lograr un poco de contacto físico con la compañía de turno. Todo en un ambiente conservador, con padres y adultos de confianza vigilando cada movimiento. En ese contexto, oler por instantes el cuello o el cabello de tu pareja de baile era, sin exagerar, el clímax permitido de la noche.
La estrategia consistía en dar vueltas con cierta gracia al ritmo desenfrenado, usando manos y piernas con agilidad para apretar con disimulo, tanteando si había química en el aire. El merengue, que suele oscilar entre los 120 y 160 BPM (beats por minuto), cargaba con esa urgencia rítmica que te obligaba a moverte… y a fantasear. En aquellas fiestas de imberbes llenos de acné y hormonas disparadas, la música se convertía en la banda sonora perfecta para nuestros pensamientos calenturientos y nuestros planes tímidos de placer tempranero.
Sí, los tiempos han cambiado. Ya no hay chaperones vigilando ni necesidad de coreografiar tácticas para acercarse a alguien. Y por suerte, también ha cambiado la música que nos mueve. Mula, el trío dominicano, no existía en aquellas fiestas adolescentes, pero si hubiera estado en los parlantes, seguro nos habría acelerado las pulsaciones aún más. Hoy, con su nuevo álbum, Eterna, llevan el merengue —y todo lo que vibra desde el Caribe— a un plano distinto: electrónico, sensual, libre. Un espacio donde ya no hay que pedir permiso para bailar ni para sonar como se te da la gana.
🌀 ¿Cómo suena Mula? Una licuadora caribeña
¿Cómo definir a Mula sin morir en el intento? Usemos la licuadora musical: en el vaso van vértigos caribeños de vieja escuela, pero en vez de orquestas numerosas, echamos mano de las máquinas actuales para desplegar las percusiones. A esa base le agregamos una dosis generosa de pop contemporáneo, un chorrito de dramatismo latinoamericano, y voces ligeramente envenenadas con vocoders y reverberaciones. Por encima, espolvoreamos seducción sin inhibiciones, tanto en el canto como en las letras. El resultado: un producto indie que coquetea con la intención comercial sin perder la capacidad de sorprender ni la elegancia de evitar la cursilería.
Quizás por eso Mula se ha convertido en una de las principales banderas del sonido alternativo dominicano, consolidando su presencia global a punta de giras, festivales y una propuesta tan original como pegajosa.
💿 Eterna: colaboraciones, pulso y momentos brillantes
En Eterna participan artistas tan destacadas como Javiera Mena, Lao Ra, Niña Dioz, Lucía Tacchetti y Jessy Bulbo. A lo largo de poco más de 38 minutos y doce cortes, el disco ofrece material espléndido. Tras escucharlo durante varias horas seguidas (mis vecinos probablemente me odian), me inclino por Sin Permiso como la mejor canción: una tonada divertida que mezcla con soltura elementos del hip hop, el electro y el synthpop. En ella colabora Letón Pé, un talento en ascenso del que no deberíamos perder la pista en los próximos años.
En fin, las fiestas han cambiado —y por suerte, los adolescentes de hoy son más sueltos que los de antes—. Pueden bailar y disfrutar con libertad propuestas como esta, una obra que seguramente las chicas de Mula harán sonar por todos los mares y continentes. Ojalá así sea. Es una producción impecable.
Portada del disco «Eterna», Mula
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🎧 Escucha Eterna de principio a fin:
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