Por José Gandour @zonagirante 

Fotos @danicarobinson

Una artista colombo-canadiense con raíces diversas

Si vamos a hablar bien de un disco recién estrenado, debemos, creo yo, presentar primero a la protagonista de semejante obra y ponernos en contexto con su biografía. Se llama Valerie Teicher Barbosa, más conocida como Tei Shi. Es cantante, compositora y productora colombo-canadiense radicada en Nueva York. Lanzó sus primeros sencillos y videos en 2013.
Como dato curioso, nació en Buenos Aires de padres colombianos, quienes pronto se trasladaron a Bogotá. Años después, su familia se estableció en Vancouver, cerca de las costas del Pacífico canadiense. En suma, su educación y formación están atravesadas por distintos paisajes, idiomas y culturas, y su música lo refleja. Pero no nos vamos a enredar con la biografía: lo que nos convoca hoy es la joya discográfica que acaba de lanzar, Make believe I make believe.

El Pop como terreno de riesgo y renovación

Con este álbum en los oídos, celebramos una certeza de la época: el Pop, en manos de artistas valientes y arriesgadas, se ha convertido en escenario de transformaciones. Las creadoras —y no los productores de fórmulas prefabricadas— están rompiendo moldes, pulverizando clichés de debilidad y repetición, y proponiendo nuevas maneras de sonar y de contar. Tei Shi entrega diez canciones que, en poco más de media hora, construyen un mapa sonoro emocionante, lleno de texturas frescas que desafían el conservadurismo que ha querido representar falsamente al Pop femenino. Esto es fortaleza, riesgo, ganas de bailar sin caer en la copia de modelos anquilosados. Es narrar nuevas historias con las herramientas del siglo XXI.

Canciones destacadas de Make believe I make believe

Make believe I make believe incluye himnos que uno puede repetir durante horas. El mejor ejemplo es el segundo corte, “Best Be Leaving”, un temazo que seguramente sonará durante mucho tiempo en los audífonos de miles de oyentes alrededor del mundo. Tampoco se pierdan “222”, grabada junto a otra colombiana en el exilio, Loyal Lobos: percusión intensa, voces que se entrelazan como colchones ambientales y un éxtasis contenido que se eleva con cada giro. El disco cierra con “Nanaimo”, una balada tranquila dedicada a la ciudad canadiense donde la autora vivió su adolescencia. El resultado es precioso, cargado de paz, y perfecto para cerrar la audición.

En fin: Tei Shi ha crecido y entrega una obra sólida, convincente, con la que seguramente terminará de consolidarse en el panorama internacional. Vale la pena escuchar este álbum, porque nos recuerda que en la música siempre hay espacio para tiempos mejores.

 

Compartir
HTML Snippets Powered By : XYZScripts.com