Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante

Precisemos un dato, para comenzar: Muchos de los artistas y bandas del planeta no piensan en estos días en la grabación de álbumes. La dinámica de las plataformas digitales ha impuesto la dictadura del sencillo, de la canción individual, de sacar al menos tres o cuatro temas de manera espaciada antes de pensar un compilado extenso de grabaciones que circulan bajo un mismo título. Hay cierta desconfianza con las generaciones más recientes, porque se piensa que estas no sostienen la atención durante muchos minutos en un mismo paquete de tonadas, que se han acostumbrado más fácilmente a la disciplina del playlist, donde todo llega de manera variada y cada dos o tres minutos un timbre diferente los despierta y los mantiene alertas a lo que suena. Muchos de los músicos trabajan en la producción de hits momentáneos, que perdurarán el tiempo que  los oyentes puedan soportarlos, siendo este período un espacio muy corto, meses, quizas semanas o seguramente horas de repentina explosión y desaparición temprana.

Por eso no dejamos de agradecer la audacia que tienen algunos de presentar trabajos de varias canciones unidas por algún espíritu en particular que ayuda al conjunto de audios a brillar de una manera más destacada que en su propia soledad. Todavía hay oyentes románticos que pueden dedicar muchos minutos a hallar las particularidades de estas extensas labores buscando en ellas el sonido apropiado de la época. Aunque suena antediluviano, nos siguen gustando los álbumes y por ello hemos seleccionado ocho de ellos, hechos en nuestro continente, que, creemos, marcan de alguna manera lo sucedido en el ambiente musical latinoamericano. De cada uno de ellos hicimos reseñas durante 2019 y queremos hacer un resumen de esos textos para invitarlos a recordar y conocer mejor este material, procedente de México, Costa Rica, República Dominicana, Argentina, Colombia y Chile.

Le Butcherettes bi/MENTAL20

Bajo la producción de Jerry Harrison,  ex Talking Heads, la artista mexicana Teri Gender Bender publica este compilado de trece canciones que podemos describir como una suma de elegante rudeza, llena de detalles de experimentación vocal y texturas sonoras inusitadas, que recuperan  elementos dignos del rock progresivo y otras expresiones resonantes de la década de los setenta, sin perder el rumbo de la actualidad. Dentro de la intensidad habitual del rock, este +album trae novedosos momentos instrumentales electrónicos que agregan una contundente corrosión, añadiendo un brio que contrasta adecuadamente con instantes de aliviante ternura que expone Gender Bender en su canto. Es un trabajo con multitud de pormenores que se delatan a medida que se repite la reproducción del mismo. Es un disco que se deja descubrir poco a poco en su belleza y su complejidad, pero que enamora desde la primera audición, especialmente por canciones como father/ELOHIM, struggle/STRUGGLE y /BREATH.

SlowkissPatio 29

Este es un disco hecho para descabezar a los descreídos y a los desconfiados que creíamos que los artistas de estos días no podrían captar y renovar el espíritu rockero que tanto se extraña en tiempos tan decadentes como los que vivimos. Esta banda chilena, liderada por una menuda chica llamada Elisa Montes, ha sabido mezclar de manera poderosa ese aroma de sonidos alternativos de los años noventa, pasarlos por el filtro del punk de toda la vida, recordar el shoegaze de los bares underground ingleses y recuperar el viejo grunge que tanto nos encandiló en su momento. Si, es como meter en la licuadora a Alice in chains, My Bloody Valentine, Lush, Siouxsie and the Banshees y La Polla Records, y que la mixtura nos traiga un sabor acorde a los tiempos que corren. Si, porque Slowkiss suena, sin exagerar, tremendamente contemporáneo, alevosamente actual.

Burning CaravanCiudad Faro

La agrupación colombiana (aunque conformada por locales, chilenos franceses y una chica de origen ruso) Burning Caravan es una banda diferente. Todavía conservan en sus apelativos la marca «rock», pero realmente lo suyo es acudir a los sonidos que convengan para construir su propuesta llena de histrionismo y drama, lo que sirva para contar historias de manera exquisitamente poética, con una evidente mezcla de chanson francaise, ska, rock and roll de vieja data, música de festejo Klezmer,  y toquecitos de vientos caribeños que rozan sus grabaciones. Con este, su tercer álbum, se confirma el avance de estos peculiares filibusteros, felices y constantes viajeros de la permanente migración musical, cuyas canciones esperemos se puedan disfrutar sin complejos en todo el planeta, incluyendo, como dicen en Calles de mundo, Cartagena, Osaka y Beirut.

Jarina de MarcoMalcriada

Esta dominicana, hija de padre brasileño, residente en la ciudad de Nueva York, publica este  Ep de seis canciones que puede ser tomado como un intento efectivo de reinvención de lo que siempre hemos llamado «Merengue». Lo que hace De Marco es tomar la velocidad original de este ritmo, inventado a finales del siglo diecinueve, y luego muy conocido desde la década de los sesenta, y asimilarlo exitosamente con el hip hop y la electrónica de los guetos norteamericanos, dándole un lenguaje más colorido y más cercano a las actitudes contestatarias propias de los tiempos modernos. Lo logrado en Malcriada es intensidad pura sin descanso durante 18 minutos, donde el bombardeo sonoro es constante y, aunque se busca la agitación de las masas, siempre hay campo para la experimentación y el rompimiento inteligente de los esquemas preexistentes. Es manejar de manera propia el uso cotidiano del bilingüismo de los caribeños en Estados Unidos y aprovechar su cadencia para volverlo parte del beat y de la agitación presente en cada tema. Aquí hay una respuesta de identidad generacional en un momento en el que el mundo está nuevamente entre la aceptación de la integración y la migración,  y la segregación a la que nos quieren arrastrar los más resentidos.

WosCaravana

Lo registraron bajo el nombre de Valentín Oliva, pero millones lo conocen como Wos. En un país, Argentina, donde el hip hop era un movimiento cuasi marginal hasta hace pocos años, ahora él, como varios artistas de su generación, están marcando la pauta, y registran decenas de millones de reproducciones en las plataformas digitales. Este rapper se está ubicando como un ícono de una generación que la parió de mala manera en los últimos años en su país, y, sin embargo, pone a moverse a cualquiera, porque se nota que entendió claramente que protestar no significa quedarse quieto ni perder la oportunidad de bailar. Este disco dura 19 minutos, siete canciones. Y, aunque usted sospeche que no ahí hay suficiente, en apenas un tercio de hora, le da vueltas a todo. Wos se preocupó por tener una propuesta musical que fuera sólida en su parte instrumental, que no se confiara únicamente en los argumentos digitales, y que, además, tuviera la capacidad de convocar a los aficionados de la vieja escuela del hip hop, y aquellos que vienen de otros palos. Él es un innegable genio que se afianza en el planeta musical con un álbum que quedará en la memoria colectiva durante mucho tiempo. Su voz debe ser oída en cualquier parte de este maldito y bello mundo.

DeerThere´s no future

Esta pareja de mexicanos, residentes en la lejana Hong Kong, ha publicado una potente máquina de tonalidades oscuras dispuesta a ocupar como inclemente ejército industrial cada poro de nuestros oídos. Este disco es la suma de caótica violencia digital con una insólita sensualidad que reposa en los lugares menos pensados. Por momentos tiene urdimbres heredadas de la etapa noventera de Nine Inch Nails y a su vez instantes que homenajean a la Bjork de Army of Love. También hay sensibilidad proveniente del synthwave de los años ochenta y la experimentación del techno contemporáneo japonés. Este es un trabajo de belleza vehemente, que no da pausa ni descanso al oyente que se enfrenta a él. Es el resultado de la lejanía, de la experimentación fuera de la zona de confort, distanciado del hogar original, abriendo nuevos caminos en territorio desconocido. Deer da fe que el mundo es grande y,  al mismo tiempo, cada vez más corto.

CapsulaBestiarium

A las nuevas generaciones, al menos a una porción importante de sus integrantes, ya no les divierte el rock and roll porque ya no sienten que en él está la conmoción, el júbilo, la rebeldía. Solo está la dictadura de la nostalgia, el insano regreso a tiempos que ya no volverán. Pero por suerte el espíritu del garage sobrevive en ciertas bandas encargadas de recobrar la actitud y el placer, como lo hace esta agrupación de argentinos residentes en Euskadi. Por suerte aún existen artistas que saben hacer magia con canciones de tres minutos y medio o menos. No necesitan de los complicados artilugios ni la pirotecnia para deslumbrar a sus seguidores ni de estadios donde exhibir estruendosas experiencias para excitar a los que todavía ven en el rock un ser viviente y en evolución, sin importar lo que digan los abuelos o los radicales llenos de clichés mandados a recoger. Por suerte, verdaderos amigos en el gozo,  todavía podemos escuchar discos como Bestiarium, un álbum que una intensa sacudida llena de vida de 12 grabaciones que nos recuerdan, en medio de tanto zombie repetitivo, que todavía hay algo que esperar en ese gran circo llamado Rock and Roll. Una ruidosa genialidad lista para ser celebrada en cualquier parte del planeta.

Monte – V

Cada vez que escuchamos nuevo material de este trío costarricense nos preguntamos por qué sigue esta banda ocupando una odiosa categoría de joya oculta para la mayoría de los aficionados y no pasa a ocupar un lugar destacado entre los artistas que saben hacer canciones redondas y vibrantes a lo largo de toda su carrera. Estos muchachos saben engañarnos, nos meten en una película que sospechamos será color rosa y después nos revelan sus verdaderas intenciones. Lo suyo son canciones con segundas voces que, a punta de inicial dulzura, nos van convenciendo que las cosas no son fáciles y que la corrosión del discurso no decae en ningún instante. A veces la música está hecha para salvar al oyente de la desazón cotidiana, y que, cuando llega a tiempo para hacernos levantar las banderas del ánimo es cuando debemos ser agradecidos, aunque la duda sobre la divinidad prevalezca.

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