Por José Gandour @gandour Foto archivo Flores Silvestres

En serio, ¿qué le ponen a los cereales de los chicos rockeros chilenos a la hora de desayunar? La fórmula de alimentación debe ser compartida lo más pronto posible, ya que es increíble la cantidad de buenas bandas de sonido stoner que salen de dicho país desde hace ya veinte años. No podemos lanzar muchas teorías creíbles para descubrir el secreto de dicho fenómeno, pero este tipo de agrupaciones brotan en Santiago y alrededores como sale el maíz en otros lados y la calidad de sus propuestas es altísima. El último caso que traemos a colación se llama Flores Silvestres, conjunto que acaba de lanzar su primer ep de siete canciones llamado How the story goes, siendo publicado y distribuido por el sello BYM Records, el mismo que trabaja con artistas como The Ganjas, Tsunamis, Follakzoid y Yajaira, entre otros.

Flores silvestres, quien tiene al frente a la guitarrista/vocalista Valentina Briceño, acompañada de los hermanos Martin y Pablo König (LOG), el baterista Aldo Benincasa y el bajista Damián Lovazzano, propone, como primera placa discográfica, un viaje intenso de media hora, que transita entre el folk, el western y el rock psicodélico de fina costura, con temas que nos acuerdan momentos mágicos de clásicos como Galaxie 500, Spiritualized, Mojave 3 y otras joyas anglosajonas por el estilo. Las grabaciones pasan lentamente en un envolvente transcurrir sónico que seduce al oyente y lo hunde placenteramente en un cómodo trance que merece ser disfrutado con el reproductor haciendo loop para dejar pasar todo el álbum una y otra vez sin pensar en el resto del planeta por un buen tiempo. En medio de tanta angustia y tanto encierro, vale la pena vivir ese periplo virtual y olvidarse de cualquier preocupación. Compruébelo, amigo lector, poniéndose los audífonos y cerrando los ojos, en su más cómoda silla, y haciendo play inicialmente en In space, segundo corte de este disco. A partir de ahí sienta, si es posible, cómo su piel se eriza y se eleva apenas transcurren las notas más agudas de la guitarra. Si lo vive de esa manera, se dará cuenta que está frente a una producción hecha para aniquilar la ansiedad y poner una suave sonrisa sobre nuestro rostro. A medida que avance el tiempo, lo comprobará. En End of truth quizás se imagine en medio del sueño desértico del viejo Oeste norteamericano y en Dance with stars, posiblemente será por la apacibilidad que le propone la interpretación vocal de Briceño, quien lo consentirá plácidamente hasta el final de toda la producción. Son siete extraordinarias tonadas, cada una con una historia resonante particular. 

Amigo lector, disfrute esta excursión sonora y deléitese de forma holgada con esta interesante propuesta del sur del continente, donde los músicos parecen alimentarse con vegetales deslumbrantes. 

 

 

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