Por José Gandour @gandour

Este dúo rosarino tiene variedad de apelativos para ser citados en sus actividades artísticas. En su material discográfico (al menos en Bandcamp) salen como CkCk, pero en realidad su nombre completo (y se nota en Spotify) es Colonikocolokio. Como individuos, sus documentos de identidad registran que son Eduardo Bonfatti y Nicolás Cassale pero prefieren ser nombrados como Eh Bo y Kolia, respectivamente. Cada uno con sus mañas. Igual, a todo ello nos adaptamos, ya que su nuevo disco, Tablada Hollywood, merece nuestra atención.

El  recorrido de CkCk comienza en 2010, y después de una década de diversas actividades, entre las que se incluye la publicación de sus álbumes anteriores, Ese es el cielo y este tu lugar (2013) y Bazar (2016), su presentación en el Centro Cultural Kirchner en 2015, y la edición de su sencillo Cables Pelados dentro del compilado Isla Edits de la plataforma colaborativa Fértil Discos. Pero pasados 10 años, han decidido publicar dos discos en 2020, uno aún en espera de ser presentado en plataformas digitales, llamado Pequeñas Músicas Ocultas, que ellos mismos describen (por adelantado) como una suma de canciones hechas con  instrumentación completamente acústica, de sonido íntimo. Esperamos pronto escucharlo, pero por ahora disfrutemos de su EP de 5 canciones recién estrenado.

Este material, de treinta minutos de duración, contiene a lo largo de su reproducción una plácida mixtura electrónica, donde se combinan, según sea el momento, instantes cercanos al House clásico, algo de sentido jazzístico, y en los momentos más exóticos y atrevidos sonidos cumbieros, teclados que parecen haber sido sacados de fiestas populares y filtrados con sutileza para integrarse en la serenidad que se transmite durante toda la grabación. En algunas partes todo luce como el encuentro sereno de Bob Sinclair con un apacible seguidor de Pablo Lescano, líder de Damas Gratis. Pero ojo, insistimos en este punto: esta es una fusión asumida desde la elegancia y no desde la euforia. Es música hecha para ir prendiendo la fiesta, no para el climax del festejo. Tablada Hollywood siempre contiene un ambiente entrañable, como si fuera la banda sonora de una confirmación de amor en un día de lluvia o esa sonrisa leve que nos augura la mejor de las noches.

Aquí van cinco cortes de construcción paciente, que buscan inocular en cada oyente el sosegado veneno que se genera en el proceso de mezcla entre lo local, lo barrial, y las auroras sonoras que llegan de otros continentes. Tablada Hollywood, si nos permiten recomendarles una buena forma de escucharlo y consumirlo, debe ser disfrutado con una bebida espirituosa, las primera picadas de un nutrido asado y con una buena compañía. Ojalá la buena ventura los acompañe en su audición, durante la cual no se deben preocupar de cómo llamar a estos músicos del interior argentino. Solo disfrute y no se complique.


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