Por José Gandour @gandour

Estimados pasajeros, sigan las siguientes recomendaciones, antes que arranque este recorrido. Primero, escojan la mejor poltrona de su casa y vístanse lo más cómodo posible. Si siguen encerrados en su hogar, por cosas de la pandemia, ya tendrán claro cual es el mejor espacio a su disposición para apartarse de los suyos y del resto de la humanidad, y así, en solitario, disponerse a disfrutar una colección de piezas musicales muy singulares, experimentales, confusas y emocionantes. A continuación, como casi siempre se dice en estas ocasiones, use sus audífonos y sonría. Prepárense para un viaje muy particular donde se enfrentarán con paisajes de distintas tonalidades, donde se combinan texturas ancestrales con divertimentos digitales modernos, voces de líderes desaparecidos y poemas de reciente composición. Hay momentos de este álbum,  Sin miedo, del colombiano Gregorio Merchán, que, si los convirtiéramos en una imagen fija, seguramente lucirían por segundos a las sombras de los estirados miembros de Kratfwerk posando frente al verde de Los Andes en medio de un trance psicodélico. Encontraremos luego otros instantes asomados por las antípodas y exhibidos como una instantánea del centro de Bogotá casi infantil, llenas de algodón de azúcar, que, a pesar de la candidez del retrato, contiene veneno escondido que hace palidecer a los transeúntes. Esto que oirán a continuación es música electrónica hecha en casa, alimentada con texturas de otros géneros (aqui se puede acudir a lo más bizarro del rock progresivo, a un rebelde tango o a las resonancias de los templos budistas) y elaborada con el ánimo de quien, después de pasar por multitud de bandas reconocidas local e internacionalmente (Aterciopelados, Morfonia, Mil Marías, 1280 Almas), ha decidido, ya pasada la cuarta década de vida, darse el placer de hacer su propio disco con la libertad de que no hay pérdida ni fracaso en su relato, porque ha sido confeccionado con el ánimo de jugar a ser libre y sin obligaciones salvo consigo mismo.

Se los advertimos: Este es un disco raro. Raro en el sentido que quizás ustedes no tengan a su disposición un mapa claro por donde irá todo lo que vaya a sonar. Raro porque el artista que lo presenta no se la pone en ningún momento fácil.  Este es un viaje en el cual, si todo resulta bien, ustedes se perderán varias veces y mostrará sus gestos de confusión en cada corte. No teman, es momento de romper la rutina, es momento para escuchar este disco para vivir una aventura muy particular. Bienvenidos a un nuevo mundo creado por un músico que se ha divertido rompiendo esquemas durante la cuarentena. 

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