Por José Gandour @gandour

Foto @bperezgam

Siempre seremos agradecidos con los mimos sónicos, con la buena música que sepa encontrar la velocidad y el desenfreno en medio de la delicadeza. En medio del desasosiego que los días actuales traen, lo que hace esta banda proveniente de la localidad bonaerense de Bernal se corresponde con cariño. Este quinteto asume el extenso pero bello nombre de Justo antes de la guerra con los esquimales y acaba de lanzar su primer larga duración, un álbum de 8 canciones que apenas supera la media hora de duración pero que en cada uno de sus temas nos arrolla con una intensa carga de amor y querencia que no empalagan sino, más bien, al contrario, se celebran a lo largo de su audición.

A los Justo Antes los podemos describir como una agrupación cercana al pop rock alternativo, de intenso trabajo guitarrero, voz delicadamente firme y, por momentos, un curioso manejo de los tempos y ritmos, con instantes de sorpresiva aceleración y y sabias pausas que conmueven y se agradecen, haciendo redondas las composiciones. Presentan temas de esquema sencillo, que parecen regirse con la lógica y la nostalgia de las horas vespertinas y cuyo resultado logra perdurar en la memoria. Este es un disco elaborado sin mayor pretención, como si fuera hecho para el círculo de amigos, pero que, esperamos, pueda trascender, especialmente por canciones como Descansar tranquilo, Rompiendo un hueso en dos y Raros y ñoños.

Este quinteto poco a poco va atrayendo la mirada de la audiencia y de la prensa especializada argentina y con justa razón. Su nuevo trabajo discográfico es de alta calidad y, según comentan algunos de sus aficionados, la intensidad de sus grabaciones sólo se ve superada por sus presentaciones en vivo. Esperamos, entonces, poderlos ver pronto girando por América Latina, para alegría de una potencial afición deseosa de aprenderse nuevos y complicados nombres de propuestas musicales.

 

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