Por José Gandour @gandour Foto archivo Los Espíritus

Advertencia inicial del cronista de esta nota: Para unificar lenguajes en la reseña de este trabajo discográfico, he acudido a Wikipedia para encontrar el significado de la palabra «Sancocho», para que todo lector, sea latino o no, entienda el por qué del uso de este término para titular esta maravilla sonora hecha por la banda argentina Los Espíritus:

«El sancocho es una sopa hecha con carnes, tubérculos, verduras y condimentos, característica de los países pertenecientes al antiguo Virreinato de Nueva Granada (Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador) así como de los países insulares hispanohablantes del Caribe (Cuba, República Dominicana y Puerto Rico). Entre sus orígenes parecen estar el ajiaco taíno, el cocido español, la olla podrida española, y los estofados corso, irlandés, danés, alemán, italiano y francés». En el sancocho hay productos esenciales, pero, en resumidas cuentas, cabe todo. Eso lo hace uno de los platos más mestizos y mulatos de América Latina, y es un reflejo evidente de lo que vivimos día a día en nuestro continente.

Ahora si, Amigos, amigas, habiendo hecho ese ejercicio lingüístico para unificar criterios, hablemos de un fantástico álbum, como es Sancocho Stereo, que se ha dividido (por el momento) en dos capítulos, en formato de EPs. Estamos hablando, en total, de nueve cortes, tres de ellos introducciones más textuales que musicales, de pocos segundos que en su resumido tiempo de duración logran meternos en la película. Lo demás, lo que sonará en los otros seis momentos serán canciones donde, para lograr la experiencia chamánica a la que nos convoca la banda, se vale cualquier acción musical. Se sentirá que todo hace parte de una transmisión radial emitida desde cualquiera de la emisoras populares de nuestra geografía. A partir de ahí, se podrán escuchar las primeras notas de un reconocido tema salsero, en otro segmento percusiones selváticas colombianas y, en otros instantes, se oirán momentos de cuerdas andinas.  En el segundo capítulo, llamado adicionalmente Los Buenos Tiempos, cuentan con la participación de Daniel Melingo, vieja gloria de la música argentina, quien colabora con la interpretación de instrumentos de viento, logrando sumarle aún más misterio psicodélico a las tonadas. Igual, esto no podemos negarlo, en medio de esa variada e inesperada mixtura, lo que da unidad a toda esta mezcolanza es un estable ánimo rockero que contiene todo.  

Si, es rock. Rock hecho en este lado del mundo, en medio de los viajes constantes de esta agrupación, que bien ha recorrido, por el éxito de sus álbumes anteriores, todo el hemisferio, y ha aprovechado para alimentarse (nunca mejor dicho) de las diferentes especias resonantes que han encontrado en su trayectoria. Y han entendido, en la elaboración de sus recientes piezas musicales, la magia que hay en el proceso de mezcla de cada ingrediente. Han sabido ejecutar la ceremonia de unión y de combinación de cada sonido para obtener el sabor final, un resultado que deleita y satisface al oyente. Esto es rock autóctono, admirable por su carácter experimental y por el buen humor con el que se construyó.

En fin, tenemos una colección de grabaciones maravillosas que le recomendamos al espectador oír alistando la mejor de sus sonrisas. Respire profundo, use sus audífonos y sienta, al lado de estos notables sonidos, un estimulante aroma que nos renueva las ganas de rockear. 

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