lokoskuerdos

Por José Gandour @gandour

Alguna vez me senté con Loko Kuerdo, personaje reconocido del hip hop colombiano, a hablar de música. Le dije que su voz me recordaba a Tom Waits, ese extraordinario artista norteamericano en cuyas palabras se sentía el peso de su historia. Él no lo conocía. Le puse algo, si no recuerdo mal la version que Waits hace de Waltzing Matilda y sé que al Loko Kuerdo le llegó al alma lo que escuchaba. Quizás en ese momento comprendió que la comparación que hacía no era solamente por la aspereza de su voz, sino por el peso de lo que decía, de lo que sentía.

Loko Kuerdo abre la boca para contar historias duras, nada inocentes. No pierde el tiempo narrando estupideces o amenazas insensibles. Lo que cuenta es la historia de su vida, la que sabemos que es cierta apenas uno lo tiene al frente. Y aquí no se trata de caer en el discurso sociológico ni en la sensibleria de la lástima, se trata de entender que hay hombres que se forjan a fuerza de la dureza de la humanidad y, a pesar de todo, saben narrar sus días y conmover a quienes lo escuchan.

Ahora Loko Kuerdo hace parte de un trío, y ha llenado de instrumentos análogos sus canciones, saliendo del terreno del hip hop tradicional y traspasando las fronteras de otros géneros, como el trip hop y el rock alternativo. Sus temas se han llenado de una fuerza inusual y el artista ha asumido el riesgo de salirse de su zona de comodidad. Su compilado de 5 canciones, Bellaluz, cuyo lanzamiento viene acompañado del estreno del video de su primer sencillo, viene para llamar de inmediato la atención de propios y extraños. Estoy seguro que más de uno dirá, como si fuera jurado de American Idol, que la voz del Loko no es la adecuada, que no cumple con los cánones aceptables. Yo sólo les digo, tenemos al frente una honorable bestia que vocifera y que no se va a quedar callado, y merece, más que muchos, ser escuchado.