ohlavillePor José Gandour @gandour

Hay una camada de bandas bogotanas de reciente exposición que ha hallado la ruta equilibrada entre la valentía de la renovación de su sonido y el sano interés de llegar a las masas. Este conjunto de agrupaciones ha evitado las etiquetas extremas y las afiliaciones a tribus castradoras. Tienen como norma máxima hacer canciones que puedan llegar a quien simplemente los quiera escuchar sin necesidad de uniformarse. Adoptan como creencia que la música le puede pertenecer a todos.

Escuchando esta nueva generación de proyectos rockeros nos damos cuenta que se perdió mucho tiempo evitando, por vengüenzas que no correspondían a la realidad, hablar de temas cotidianos, temas tan diarios como el amor y el despecho. Por querer estar por encima del bien y del mal, muchas de las propuestas pasadas perdieron en muchos casos la oportunidad de conectar con la gente, tan simple como eso. Las nuevas agrupaciones de las que estamos hablando se desprendieron de esa cáscara que atormentaba al rockero local, y con esa premisa han ido publicando trabajos que logran cada día mayor audiencia entre propios y extraños. Un buen ejemplo de ello es Oh’laville.

Este cuarteto presenta de manera ya completa su disco Anaranjado, compendio de 12 canciones que fue lanzado durante todo el año por partes y que en estos días ve la luz como larga duración. Oh’laville, que se dió a conocer inicialmente como un proyecto acústico, ha incorporado en sus últimas grabaciones la electricidad a sus guitarras y los acompaña un poderoso ruido que le da una especial agresividad sin perder, como advertimos en un artículo anterior, la ternura y la intimidad de sus intenciones. Al escuchar el trabajo entero, podemos darnos cuenta que Anarajando logra darle un perfil maduro a la banda, presentando canciones que evitan estar ceñidas a la intención sonora de una moda pasajera. Este disco puede pretender marcar, como pocos, una época, pero estoy seguro que podrá ser escuchado en cualquier instante  sin desentonar con los momentos de audición en el futuro.

Un capítulo especial para una canción en partícular, justamente la que da título a este trabajo. Anaranjado sabe arropar el espíritu de la producción, sabe contagiar ánimo honesto y sensible brillantez creciente a lo largo de los 4 minutos de duración. Además, la letra es poderosa: «Voy con la estampida hacia el horizonte/ Sientes el llamado?/Viene con el tiempo/Es anaranjado». Quizás no sea la canción que ellos escojan para sonar fuertemente en las radios, pero merece convertirse en un genuino himno para estos tiempos turbulentos.

 

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