okraaPor Catalina Santos @miahush

El pasado viernes 3 de Junio, Okraa inauguró el fin de semana con el lanzamiento de su nuevo sencillo Mineral, el cual no sólo advierte la continuidad de un proyecto que ha venido posicionándose con toda contundencia a nivel internacional, sino que nos revela una nueva y muy interesante faceta sonora.

Para quienes no lo conocen, Okraa es una nave comandada por el artista bogotano Juan Carlos Torres, quien ha venido compartiendo su talento con la escena local desde hace años, primero como parte de la banda Globos de Aire y desde el 2014 con su proyecto solista. Si he de compartir mi perspectiva, Okraa siempre me ha parecido un proyecto de vanguardia, impecable y exquisito. En su música y en el arte visual que la acompaña, se hace evidente la sensibilidad, el amor, la dedicación y el minucioso trabajo que hay tras cada una de sus producciones. Sin duda un trabajo de admirar.

Más allá de ser fan de su exploración, encontré en Mineral una canción que te engancha desde que empieza, con una especie de abstracción rítmica conseguida entre un beat housero estable, enraizado y poderoso, combinado con un sintetizador de base haciendo un arpegio que en cambio difumina los límites entre los beats. Te eleva sobre el suelo y te lleva a volar entre capas y capas de sonido que se van desenvolviendo como pétalos de una flor inmensa que se desarrolla en forma de canción. Por supuesto, no es aleatorio el motivo por el cual estimula en mi una asociación metafórica a una manifestación orgánica y natural: el nombre, la letra, la sensación tribal que genera el uso de los samples de voz en algunos momentos de la canción, la circularidad de los arpegios, como ciclos en espiral u ondas de sonido que se expanden y se expanden más, la naturalidad con la que fluyen y se mezclan todas estas capas formando un caos tan bonito – como casi todo lo que es natural – logran en conjunto la sensación de estar escuchando música que nace de un principio orgánico, con un montón de alma, aún cuando está compuesta en su mayoría con herramientas electrónicas.

Cabe resaltar que aún cuando hay grandes canciones en inglés, tanto de Okraa como de otros artistas latinos, encontrar este tipo de sonido, tan electrónico, tan internacional, acompañado por letras en español, es ciertamente refrescante e inevitablemente especial en la medida en que se conecta con un lugar único en nuestro cerebro y en nuestro corazón latino, nuestra raíz, el lugar de donde venimos, la casa. Y como cerecita en el pastel, me atrevo a decir que es una de esas canciones que es posible escuchar una y otra vez, sin cansarse y casi sin percibir que ya volvió a comenzar. pues conduce a una especie de trance que entiendo producto del manejo de las capas de sonido, pues cada una en sí es como un mantra que lleva la mente a un lugar supremamente agradable, como de vacío, como de silencio mental a causa de la música, divino. Es una canción perfectamente posicionada en la línea entre lo contemplativo y lo bailable, deliciosa para un amplio espectro de gustos.

Sólo me queda reiterar la invitación a que disfruten este gran sencillo y a que sigan a Okraa para no dejar de sorprenderse.

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