parlantesPor Santiago Rivas @rivas_santiago

Parlantes es una banda que no tiene tanta fama en Bogotá como en Medellín. Pero es la única banda de rock colombiano que en este momento sería capaz de equiparar su relevancia a la de 1280 almas hace unos años. No digo que las Almas no sean importantes ahora, ni estoy diciendo que Parlantes sea una banda tan famosa (al menos no tanto como debería, en realidad), pero por eso quisiera recalcar una vez más la que considero una palabra clave en este artículo: relevancia.

Los integrantes de Parlantes comprenden que el rock jamás es sólo rock, algo que los rockeros de este país parecen haber olvidado. Toman prestados sonidos, riffs, géneros, estilos y frases de acá y de allá. Su música suena a de todo, pero es perfectamente rock. Son de Medellín, y se les nota, pero podrían ser la banda consentida de cualquier ciudad. Las palabras, en cambio, vienen solo de ellos. No importa si es un cover, o si es un compilado de dichos populares, solo ellos podrían ser los dueños de esas palabras, que nos recuerdan que el cerebro no es más que otra tripa.

Llegó un nuevo disco de Parlantes, que es una elocuente continuación de este espíritu que estoy tratando de describir. Es una pieza completa, el disco oído de corrido. Tiene canciones que son como puentes, y canciones que son como singles, pero unido, es una entidad independiente, llamada Todo esto eran mangas. No dejan nada al azar, como los artistas serios; cuando debe haber vientos, los hay. Cuando deben sonar más fuerte, lo hacen. No les da pena ser inteligentes, ni poetas, ni paisas. No les da pena hacer lo que hacen. No posan. Simplemente escriben, y componen. Pareciera que es de lo más fácil, pero nadie más lo hace en este país. No en el rock, al menos, ni siquiera los buenos grupos.

Como no posan, tocan como lo necesitan, no como creen que los hace ver mejor. Se burlan de ellos mismos, y hacen chistes, que es una forma de juego retórico, porque la palabra es importante para Parlantes. No le tienen miedo al español, y lo moldean a su antojo; al inglés, simplemente lo usan, cuando les sirve para algo (algo distinto a “entrar en el mercado anglo”, al menos). No es un capricho, su música. Al contrario, a veces se siente como si ellos simplemente interpretaran un designio de más arriba.

El álbum Todo esto eran mangas, en concreto, es redondo. No necesitaron sino nueve canciones para dibujar un mapa y diseñar un viaje, de esos que solamente se pueden hacer con los amigos. El álbum obliga a poner atención. Lo reproduje tanto como su link de Bandcamp.com me lo permitió, y para ese momento todavía estaba sacándole descripciones, adjetivos, verbos, sonidos. Un recomendado para todos los que olvidamos que el rock siempre resucita cuando lo creemos muerto.

 

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