sofiaPor José Gandour @gandour

Foto: Guido Adler.

Hay que tenerle respeto a la palabra Pop. El mismo Jimmy Hendrix la usaba para describir su música, y no se incomodaba por tonterías de etiquetas para defender su discurso. El Pop es loable cuando respeta a su audiencia, cuando valora la inteligencia del público, cuando le da al oyente argumentos para amar la música. Pop es una alegre acotación de lo que quiere ser popular, no es necesariamente una mala palabra.

Al sintonizar a la artista argentina Sofía Miranda (o simplemente Sofía, tal como llama su nuevo álbum), escuchamos pop con detalles atrapantes, música construida con valentía, que invita una y otra vez a escuchar cada tonada, porque siempre hay algo nuevo que descubrir en la edición de las grabaciones. Es evidente que Sofía tiene una presencia impactante y algunos astutos mercadotécnicos de la industria le hubieran sugerido hacerse la rubia tonta y de obvia incitación, pero ella más bien ha afrontado su camino discográfico con una producción inmersa en texturas complejas e instrumentación elegante, sin dejar de lado la efectiva seducción que ejerce sobre quien la escucha atentamente. Sofía presenta un compilado de 10 canciones hechas con buen gusto y marcando su identidad como diferencia.

Sofia presenta un buen álbum, donde destacan temas como Be my friend (que incluye un divertido homenaje a los Rolling Stones), Ok (canto excitante al oído del oyente para dejarse caer) y Agua (deliciosa composición en tono country). Es definitivamente una buena carta de presentación para ser atendida en cualquier parte de este hemisferio. Merece despertar la curiosidad de los aficionados, por el atrevimiento con el que asume el compromiso de hacer buena música pop, que, sépanlo bien, no es cualquier cosa.

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