suicide

Por José Gandour @gandour

Hace un tiempo, cuando se dieron a conocer, los integrantes de la agrupación chilena The Suicide Bitches, hablaban de hacer música por diversión y aprovechar simplemente las oportunidades que le daba la vida para presentarse donde estuviera la oportunidad, sin mayor pretención económica. Como digo, era cuestión de pasarla bien y esparcir su buen ruido por todo el mundo. Así, igual viajaron por muchos lugares y llegaron al festival SXSW en Austin, Texas, y a CBGB, en Nueva York. Los portales especializados se fijaron en ellos e hicieron reseña de sus discos, y ellos seguían igual, como si nada cambiara.

Algo los ha hecho reaccionar y se han dado cuenta que la atención puesta en su arte es mucho mayor de lo que esperaban. Se han organizado profesionalmente, han hecho las labores de promoción más en serio, pero, maravillosamente, al contrario de lo que algunos marketineros obvios hubieran propuesto, endurecieron sus composiciones y su buen ruido se tornó más pesado. Say my name transforma el  punk rock de viejas epocas de la banda y lo lleva a momentos más cercanos al stoner rock, y a través de densas capas de guitarra agresiva, aborda felices infiernos que arrastran al oyente a sentirse sobre una manada de caballos que cabalgan con rumbo desconocido por praderas incendiadas. En fin, el resultado emociona. The Suicide Bitches ha tomado la ruta menos esperada y su decisión nos satisface sin remedio.

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