tsb01Por José Gandour @gandour

Desde hace más o menos veinte años que en Chile el rock trae constantes nuevas oleadas de sonido, que, respetando lo esencial del género, se renueva en procura de constituirse en el sonido primario de rebeldía de las nuevas generaciones. Ese poderío musical siempre ha nacido en los garages y los sellos verdaderamente independientes del país, que nunca cayeron en las trampas de la industria y sabían que una buena porción de la población quería alejarse de los clichés vendidos por las multinacionales. El rock chileno de los últimos tiempos es valiente, audaz y divertido, sin dejar de respetar a las viejas leyendas. Saben de dónde vienen.

Escuchamos Semenation, nuevo álbum de The Suicide Bitches y confirmamos lo dicho. Es un disco intenso, pesado, corrosivo, que no oculta las melodías seductoras que se alzan frente al pabellón de instrumentación estrepitosa. Es un pesado camión que pasa durante 32 minutos por nuestro camino, advirtiendo que no dejará títere con cabeza. O nos subimos o nos atropella.

Al transcurrir de las grabaciones, nos vamos acordando de grupos tan diversos como Motorhead, Black Sabath, The Jesus and Mary Chain y Alice in chains. Hay una gran base de stoner rock que contiene firmes piedras de punk y exquisitos instantes de hardcore (y hasta un descanso acústico, en medio del estruendo, llamado Brush Away, que contiene el momento hippie del álbum). Sus momentos más brillantes, sin deslucir ninguna canción del compilado, se encuentran en canciones como We sold our soul to the devil, Liberation y We hate you.

Semenation, sinfonía de sonidos graves y distorsionados, transita la ruta impuesta por bandas locales como The Ganjas, Yajaira, Ramirez y Hielo Negro. En esta producción, The Suicide Bitches honra su misión de abrir brecha hacia el futuro.

 

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