Por José Gandour @gandour
Está claro que Bogotá no es ningún paraíso. Quienes vivimos en la capital colombiano tenemos muchos días al año donde queremos tirar todo a la mierda e irnos de esta ciudad, donde prospera el desorden, la desidia y el caos. Pero, como buenos bogotanos, nos contradecimos y sabemos que muchas veces nos hemos encontrado defiendiendo de cual ataque a nuestro hogar y por momentos hemos favorecido con nuestros comentarios los espacios más abyectos de esta metrópoli.
Si algo tienen en común los rockeros más urbanos de Bogotá, es que cuando deciden recorrer las calles locales para hacer un video con una de sus canciones, evitan los lugares más elegantes, las construcciones que normalmente les muestran a los turistas que nos visitan y se van a algunos de los sectores más congestionados y más agrestes. Lo vimos, si lo recuerdan, en Bolero falaz, de Aterciopelados, La juega, de Ultrágeno, en Izquierdo, de Pornomotora, y ahora en el nuevo clip de Nanook el esquimal, ¿Alguien busca un final feliz?.
La diferencia que establece en 2016 este cuarteto, de sonido low fi, melodías contagiosas y humor cáustico, es que, aparte del uso agresivo de las últimas herramientas digitales, ellos, a través de sus disfraces, mezcla de indigencia fashion y vestimenta para camuflaje de guerra callejera, ahora recorren la ciudad para marcar algunos de sus más extraños detalles. Pasan al lado del mariachi criollo, del elegante rapero, los peores grafittis sobre mármol y los sugestivos maniquíes imposibles de manosear. Una urbe decadente, sucia, violenta, incoherente y llena de motivos para ser amada y odiada al mismo tiempo.
¿Alguien busca un final feliz? es una muestra de poco más de dos minutos que puede afear el concepto que usted, señor lector, tendría de Bogotá, pero a la vez es una buena excusa para tener contacto con una de las propuestas más arriesgadas del rock circunscrito a esta ciudad. Nanook llama la atención y eso, en tiempos de saturación de propuestas musicales, ya es un logro.