calvoPor José Gandour @gandour

Las canciones, salvo las más raras, tienen tres motivos de nacimiento: 1. La intención de seducción, con el uso de cualquier argumento para que la persona pretendida responda a nuestros requerimientos sentimentales. 2. El encuentro fortuito del amor correspondido, la alegría momentánea, ese éxtasis de duración milimétrica en el cual creemos en aquello que algunos vivos dieron a llamar «la felicidad». 3. Cuando todo terminó y es el compositor de la canción el que se siente solo y abandonado en el mundo, ya que su pareja se ha ido (seguramente con otro) y ha hallado la alegría en otros pagos. En esta última categoría caen la mayoría de los temas y con base en ese sentimiento de despecho es que se ha construido gran parte del arte de la humanidad.

Por otro lado, el despecho, en los momentos más ridículos del siglo 21, tiene amplia residencia en las redes sociales. Hemos visto cómo muchos de los clientes de Facebook han tenido su momento débil y han expresado, creyendo estar solos, la nostalgia que sienten mientras el ser añorado exhibe feliz sus fotos en la playa, al lado de un coctel colorido, tipo Piña Colada, abrazado de alguien que seguramente no conocemos pero que en dos parpadeos ya odiamos. De ese tipo de situaciones es que nacen buena parte de los memes que inundan Internet. Por más sofisticado que sea nuestro smartphone, la vida sigue siendo una miseria y además la compartimos digitalmente con el resto de la humanidad.

Bueno, de eso se trata Mambo y tecnología, el nuevo video del cantautor argentino Maximiliano Calvo. Una buena mezcla de imágenes en buena resolución con momentos «intimos» tomados con la pixelación del teléfono de turno, donde queda claro que el autor extraña a su exmujer, que ya anda publicando contra viento y marea los afortunados resultados del cambio de relación. Ojo, el video está bien hecho y la canción gusta. Igual, el estado de desolación permanece.

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