Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante
Kanaku y el Tigre – El año del conejo
Comencemos con un detalle: Este video es entrañable, en medio de su colorido y su elegante escenografía. De entrada lo decimos así porque ya son muchos los que solo ven televisión cuando están en un restaurante de paso, donde tienen sintonizado cualquier canal local con sus esperpénticos concursos, donde, entre lentejuelas ordinarias, la gloria es vana y el ridículo es amplio. Pero volvamos al clip: El resultado es brillante porque se cuida cada detalle, desde el casting sin fisura, la ágil edición y el buen humor que permanece a lo largo de la realización. Preciosa forma de presentar la particular de presentar el pop electropical de estos peruanos, que, por evidentes razones, cada son más reconocidos en el continente.
Cande y Paulo – Barro Tal vez
Treinta y ocho años después que Luis Alberto Spinetta sacara su álbum Kamikaze y publicara en ese compilado Barro Tal vez, una de sus canciones más conocidas, llega este dúo de San Juan, Argentina, presentando su propia versión, con piano, contrabajo y voz, y llenando de bella nostalgia el ambiente. Originalmente, esta pareja había grabado su primera interpretación en el Cine Teatro Municipal de su ciudad, logrando increíblemente que su registro sumara más de once millones de reproducciones hasta la fecha. Aquí vuelven a ponerse frente al lente, en un bar clásico de Buenos Aires, y logran imprimir un aire aún más melancólico a la pieza, respetando igual la esencia de la composición original. El resultado es fascinante y merece ser el botón de muestra de este joven proyecto.
LaTenaz + Burning Caravan – No hay palabras
Se han juntado dos proyectos bogotanos de amplio reconocimiento, para lograr algo que podríamos etiquetar atrevidamente como «pop rock gitano», de aire fiestero y letra arrabalera, recordándonos algunos momentos de vieja data de la agrupación española Triana, o, quizás acercándonos un poco más al presente, ciertas composiciones de Los Rodríguez, sin que eso signifique que haya alejamiento de la resonancia contemporánea. La canción sirve de excusa para reunir, aparte de los músicos participantes en la grabación, una serie de artistas plásticos, bailarines y actrices que, al sentirse libres frente a la cámara, hacen su propia interpretación de la canción, usando sus propios recursos para plasmar su evocación personal al respecto. El producto final es ecléctico, funciona bien en su mezcla, y es entretenido.