Por José Gandour @gandour
Si hay una escena rockera independiente interesante es la chilena. Desde hace ya varios años han sabido sostener sus sellos discográficos, sus medios informativos especializados y especialmente se ha dado ahí una renovación llamativa de artistas que saben renovar su sonido y, al mismo tiempo, conservar la esencia de sus propuestas. En Chile (quizás más que en cualquier país de Latinoamérica), la idea del garage sónico ha permanecido con una fuerza inusitada, con un público que responde y con una aceptación internacional muy merecida. A lo largo de este tiempo, ha sobrevivido una crudeza auditiva que se celebra, porque se nota natural y para cautivar a la audiencia no se oculta detrás de un marketing forzado que lo derretiría. Un buen ejemplo de ello es el dúo Magaly Fields.
Esta banda, conformada por Tomas Stewart (voz, guitarras, armónica, theremin, kaossilator, mopho, roland pk-6) y Diego Cifuentes (batería, melódica, voz), es una de las nuevas joyas de Algo Records, y su intención sonora es sencillamente una buena mezcla de rock´n´roll y punk hecha con una buena dosis de rabia y una pizca necesaria de humor. Junto con la agrupación brasileña Water Rats, acaban de publicar un split llamado Processive Generation, cuyo primer sencillo se llama Copper Mine. Esta canción, llena de guitarras de guitarras corrosivas y psicodélicas, alimentada de feedbacks emocionantes, asume un relato de amor, temprana sensación de vejez y de sentirse bien, a pesar de las circunstancias. Es punk sin amargura, donde la queja más bien se transforma en sarcasmo y se vuelve una tonada más placentera. Copper Mine es sencilla ironía sin mayor trascendencia, digna de ser festejada.
El video, hecho con viejas cámaras JVC, es el resultado de un acto de improvisación debajo de un puente, con una edición que respeta la canción y que la hace aún más divertida. No pretende pasar a la historia de las artes audiovisuales, pero funciona perfectamente en la descripción de la sensación transmitida por la grabación.
Magaly Fields ya invade con su música países como Argentina y Chile y no estaría mal que se asomaran por el resto de América Latina. Siempre es bueno recibir sonido fresco por estos lados.