Por José Gandour @gandour

¿Cómo definir a René Pérez, el mismísimo Residente? ¿Cómo evitar en ese proceso las palabras obvias, tales como genio, maestro, estrella, gigante y otros términos que se quedan pequeños cuando se repiten para alabar a este borícua universal? ¿Qué puede decir el cronista de una página alternativa, lejana de los grandes medios, que no hayan dicho en los últimos tiempos los periodistas más conocidos, los presentadores de televisión y radio y los más famosos youtubers del planeta? ¿Cómo no decir de manera redundante que este personaje, nacido en Hato Rey, San Juan, con ya cuarenta y dos años recién cumplidos, es el artista latino más grande del momento, título ganado desde hace miles y miles de días? Bueno, les diré algo que ya han afirmado en otras latitudes, pero en lo que quizás no se insiste con tanta frecuencia: Este hombre es tan honesto como es mentira casi todo el resto de la escena musical.

Si, René es el más grande, y eso se puede medir porque, con todo lo que dice y hace, se juega a cada segundo cada gramo de aprecio que ha recibido por parte de su afición, en tiempos en que cualquiera con una conexión de internet puede difamar y lanzar improperios sobre la víctima que escoja, y acusar sin pruebas a quien se le atraviese, usar insultos como «vendido», «traidor», «criminal», «mamerto», «subversivo», «incitador irresponsable», «mentiroso». Yo creo que René Pérez es  honrado  y toma riesgos que a más de uno le parecerán exagerados e innecesarios. Ha recibido todo tipo de injurias por sus proclamas contra el poder, ese ogro omnipresente que marca con su dedo el destino de todos y que hace sombra desde su natal Puerto Rico hasta el último rincón del planeta. Residente sabe que todos lo escuchan y lo que dice prende incendios, pero no va con su discurso buscando reuniones con los presidentes faranduleros, abrazarse con los filántropos de moda o seducir a las más esculturales modelos. El verdadero Residente, el único que conocemos, es el que ahora vemos sollozar frente a la cámara cantando su último tema, una canción autobiográfica llamada simplemente René, contando su historia, sus desgracias, sus momentos de gloria, su anhelo de horas de infancia, su homenaje a sus amigos caídos, su alcoholismo, su reconocimiento a Rubén Blades, otro grande latinoamericano, todo para que, luego de siete minutos de relato, terminé exclamando «quiero volver a sentir a (sic) cuando no tenía que fingir, yo quiero volver a ser yo». En fin, el artista genera a tiempo una honorable lección de integridad para todos nosotros .

Amigo lector, mire este video (seguramente casi todos ustedes ya lo vieron, no importa), y llore con libertad. Pocas veces en esta vida tendrá la oportunidad de escuchar y contemplar un acto de conciencia más evidente y emocionante.

Compartir
HTML Snippets Powered By : XYZScripts.com