Por José Gandour @zonagirante
Arte portada Zonagirante Estudio
Comencemos con una frase fácil de entender y que explica por adelantado parte de lo que queremos decir en el artículo. Joseph Goebbels ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945, decía con soltura la siguiente frase: “Cuando oigo la palabra cultura, saco la pistola». A la ultraderecha, a los fascistas, a los que pretenden aniquilar a sus rivales de la faz de la tierra, a los que quieren poner clavos en el ataud de la rival, a los que obligan a los intelectuales a exiliarse de su patria, a los que desaparecen a quienes los critican, a quienes usan los términos «alimañas» u «orcos» para deshumanizar a sus contrarios, a todos ellos les repugna la cultura, ese fenómeno social y político que evoluciona y que invita a la inclusión, a la rebeldía, al desacato.
La verdadera cultura es desobediente. Siempre quiere establecer nuevos esquemas, aplicar nuevos matices, cuestionar lo dicho por sus antecesores, renovar el panorama establecido. También hay que decir que la cultura es una respuesta a lo que exclama y vive cada sociedad. Y cada época exige a los exponentes culturales, ya sean artistas plásticos, cineastas, escritores y músicos, entre otros, que inventen cada día una forma propia de insurrección. ¿Suena demasiado revolucionario? ¿Demasiado subversivo? Si le asusta todo esto que decimos, le recomendamos seguir viendo La Rosa de Guadalupe y ponerse los audífonos para escuchar las tonterías reggetoneras de la radio.
Ya dicho esto, a estas alturas, hay que comprender que las más interesasntes expresiones culturales no se quedan estancadas en un modelo de manifestación. Duranbte muchos años la protesta adoptó modelos de difusión muy autocensurados, anquilosados, grises, tristes, hasta deprimentes. Hey tú, el que se viste con el mismo sueter de lana de tus tíos que cada tres palabras citaban a Marx, y que, además, tomas vino caliente en cuevas llenas de telarañas para sentirte contestario, debo decirte que tu cassette de Silvio Rodríguez y Carlos Puebla siempre fue aburrido y apagaba todas las reuniones de amigos. Como dicen algunos líderes respetables por ahí, es hora de escuchar nuevas canciones.
Y si, llegamos a tiempo en el cual el Pop tiene mucho más que decir que los incorformistas de siempre. O al menos eso queremos creer. Si un presidente te echa la culpa de las desgracias que él mismo insiste en infringir a la población desde su sillón, llamándote «Lali Depósito» y acusándote de robarle dinero al Estado a través de tus presentaciones populares, la mejor forma de responderle al mandatario es con tu propio arte. Si te llamas Lali Esposito y tienes millones de seguidores alrededor del planeta, y has trabajado desde pequeña de manera constante para ser la artista que eres hoy, tienes que aprovechar la oportunidad de cambiar los modos de indomabilidad frente al poder. Y no puedes olvidar que son tus canciones las que pueden hacer cantar a tu pueblo (palabra polémica, lo sé) y encontrar nuevas barricadas de enfrentamiento frente la injusticia. No, no creo que Lali se haya puesto a armar una estrategia tan fina como para creer que su tema Fanático, con más de ocho millones de reproducciones en Spotify y siete millones de visualizaciones de su video en Youtube, podía pasar de ser una tonada cantada por muchos de sus seguidores a convertirse en un himno que representa una lucha popular, y, además, sin desviarse nunca de la diversión, de las ganas de bailar. Pero pasó:
⭕️ Los estudiantes de la Universidad Nacional de las Artes realizaron una manifestación con una coreografía de la canción «Fanático» de LALI en la Estación Once.
📍 Se trata de una protesta en defensa de la educación pública.
📼 @maticrisis pic.twitter.com/lCfU0vZV5N
— Filo.news (@filonewsOK) October 23, 2024
Para quienes no conocen la situación política de Argentina, aquí va un resumen muy puntual de lo que vemos en el posteo: El gobierno de Javier Milei, en procura de lo que llama «economía de déficit cero», ha decidido bajarle los ingresos a los jubilados, quitarle los medicamentos, privatizar empresas estatales y desfinanciar la educación pública universitaria, una de las más prestigiosas del mundo. Por ello crecen las tomas de las facultades por todo el país, y, ante la acusación de la ministra de seguridad, Patricia Bullrich, de que dichos movimientos estudiantiles se están acercando a la subversión y se están armando de bombas molotov, los universitarios organizan masivos flashmobs en estaciones de tren, causando más impacto en la población. Y si, suena Fanático y la masa rebelde danza y sonríe, ¡fascinantemente pop!
Claro, lo hecho por Lali, no lo espero de la gran mayoría de las figuras del espectáculo. La farándula suele ser demasiada resignada y lamesuelas frente al sistema. A los miembros de esa comunidad tan pomposa les gusta posar con los mandatarios más retrógrados y acompañarlos en sus galas de beneficencia. Pero los tiempos cambian, según parece, no podemos creer, como pasa con la cultura, que todo seguirá igual. Seguro se vienen sorpresas más agradables.