Por José Gandour @zonagirante

Ahí están sus videos, ahora son virales. Seguramente él ni siquiera deseaba eso. Lo suyo, según vemos en imágenes que ahora rotan por todo el planeta, es asistir a las marchas y bailar, cantar, divertirse con sus compañeros de camino, tratar de contagiar de dicha alegría a quienes lo enfrentaban. Dicen quienes lo conocen que es un tipo simpático, de esos que uno, apenas divisa en el horizonte, quiere de inmediato saludar, escucharlo reír. Sentir que, estando a su lado, hay un escudo hecho de lo que algunos llaman “buena vibra”, sin preocuparse si parece dicho en otra época o por gente demasiado fumada. Yo no sabía de él hasta ayer, pero apuesto que quienes han disfrutado la suerte de tenerlo a su lado tienen un montón de grandes historias que compartir con el resto de la humanidad. Por cierto, se llama Lucas Villa, es estudiante de la Universidad Tecnológica de Pereira, en el eje cafetero colombiano y hasta esta hora, a la hora de la publicación de esta nota, se encuentra en estado muy crítico después de recibir varios impactos de bala en la noche del 5 de mayo.

Volvamos a los videos. En uno de ellos, lo veo, en medio de la tensión, saludando amablemente a los policías antidisturbios, demostrándoles que enfrente no estaba el enemigo, al contrario. Su intención era confirmarle a los uniformados que los manifestantes quieren simplemente alzar sus voces de protesta de manera pacífica, que el problema no es con ellos. Usted, amigo lector, puede estar de acuerdo o no con las causas del Paro nacional colombiano, pero si  ve las imágenes, insisto, observará a un buen tipo con deseos de paz, y que, en ese momento captado por la cámara, pretendía expresar lo que piensa sin caer abaleado en el intento. Usted, sin importar su posición política, comprenderá el por qué de la indignación general y se permitirá, a su manera, una pequeña oración por lo sucedido. En eso, seguro, todos (o casi todos) estaremos juntos.