Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante

Pocas veces hacemos esto, pero como, insistimos, febrero es un mes lento, todo vale para levantar el ánimo y la velocidad de la vida. Hemos recibido una carta de un aficionado que nos dice lo siguiente: «Les confieso que hasta hace poco, solo iba a conciertos muy populares y cuya promoción retumbara en la radio miles de veces al día. Así sabía y tenía claro a qué iba a asistir, y, de paso, confirmaba que el recinto donde dicho evento se iba a realizar estaría hasta las banderas. Me interesaba ser uno entre muchos miles, no un solitario espectador que corría el riesgo de ser localizado por los músicos desde la tarima al cual luego le agradecerían, en acto lastimoso, por haber asistido al recital. Sólo quería escuchar música que conociera de principio a fin y no quería recibir sorpresas. Siempre llegaba a los festivales en el momento que las bandas principales del cartel comenzaban a tocar y no antes. No me interesaba averiguar si tal o cual artista podía tener algún futuro para luego confirmar que yo estaba totalmente equivocado y que lo que había escuchado sin ser advertido era un fiasco que no iba a funcionar. Así funcionaba mi vida con respecto a la música y me sentía feliz. Todo estaba tranquilo, hasta que un día, por una equivocación, entré a un bar donde pretendía tomarme una cerveza y escuchar música conocida de fondo y resultó todo lo contrario. Una vez me sirvieron la pinta y ya con el primer sorbo en la boca, abrieron unas cortinas y comenzó a tocar una agrupación sin nombre, aparentemente. Comenzó a juntarse gente a mi alrededor, celebrando ese repentino acto en vivo. Ya no podía huir. Igual, me sentí atado a mi asiento y no tenía suficientes fuerzas en mis piernas para escapar. A la segunda canción, y ya resignado en mi posición, comencé a observar con detenimiento al público. ¿Saben? Cuando voy a los eventos masivos, pocas veces miro a la gente, o, más bien, frente a mis ojos los veo como una masa uniforme repitiendo las tonadas que salen del escenario. En tales  circunstancias el guion no varía mucho, y tienes garantizado el placer por el que pagaste. En cambio, en este tipo de locales, con música que suena por primera vez en tus oídos, todo lo que ves se individualiza. Te das cuenta que ya no es como ir a una iglesia y repetir felizmente el mismo sermón. Aquí te están proponiendo poner en duda todo en lo que crees. La gente baila diferente, llora y ríe a su manera, Se siente más libre. Las mujeres sienten más calor en su piel, los hombres balbucean sus deseos con más gracia y, además, hay que decirlo, la música se escucha mejor, porque llega más rápido a tu pecho, te conmueve más fácilmente. Les confieso, ya asisto a menos festivales, a menos conciertos masivos, menos parafernalia internacional. Ya me la paso en auditorios pequeños, en bodegas, en pubs, en antros. Claro, a veces me tocan presentaciones lamentables de músicos que uno entiende cómo decidieron como profesión ser torturadores auditivos de gente inocente, pero en muchos casos hay placer. La esencia de la música está ahí. Además, la cerveza siempre está más fría.»

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Este es  material gráfico hecho para publicitar la presentación de artistas de Chile,  Perú,  Uruguay, Costa Rica, Colombia, México y Argentina, y para anunciar los recitales y fiestas relacionadas con el rock, la electrónica,  el folk, el hip hop, la fusión,  el ska, el punk y el indie pop de este lado del mundo. Exhibimos, para el deleite de todos ustedes, las mejores imágenes publicitarias  que hemos encontrado en las últimas jornadas. Esperamos les agraden. Es hora de celebrar.

¿Quieren que publiquemos sus piezas gráficas? Por favor! Para eso está nuestro correo: zonagirante@yahoo.com.

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