Por José Gandour @gandour

Acaba de morir un hombre admirable, un tipo que ayudó a revolucionar el sonido latino contemporáneo. Un señor que todos los amigos referenciaban como un bacán, como la mejor exposición de energía positiva en cualquier lugar donde se hacía presente. Después de tres años de intensa lucha contra un invencible cáncer de colón, se nos fue Blanquito Man, venezolano líder de la banda newyorkina King Changó y un humano especial donde los halla.

No tuve el placer de conocerlo, pero siempre que lo vi en la tele o en los videos que rotan por ahi se notaba que era un personaje chévere. Además adoré su música, Su álbum  The Return of El Santo, publicado en el año 2000 me partió la cabeza. Cuando se habla de fusión , nadie puede olvidar de la lista de favoritos esta exquista mezcla de guagancó, ska, punk, drum&bass, salsa de la Gran Manzana y otros condimentos que mostraban por donde era el nuevo camino meztizo, mulato y zambo del arte latino. Permítanse escuchar, por ejemplo, un tema como Brujería, una suma de hip hop con cuerdas de cuatro que producen  una deliciosa y a su vez extraña sensación de llanura venezolana en pleno Brooklyn. También está Sin tí, ese reggae con aroma carnavalero, que añade trompetas bolerísticas, que logran imprimirle un adecuado ambiente romántico de feliz resultado. Step me down arranca con metálicas percusiones y se transforma en un oscuro funk con inesperadas experimentaciones digitales que rompe con la dinámica del disco y lo completa en su amplio espectro sónico.

Blanquito Man colaboró con muchos proyectos musicales del continente. Una de sus participaciones más destacadas fue con el acordionero mexicano Celso Piña, en una canción que todavía explota con toda la fuerza en todo el continente: Cumbia sobre el Río. Si hay una grabación que propone un replanteamiento del vallenato es esa. Y ahí estuvo presente nuestro desaparecido héroe.

Nos despedimos de usted, José Andrés Blanco, siempre en nuestra memoria como Blanquito Man, al que preferimos recordar con su imagen alegre y no con el morbo al que acuden algunos medios para señalar su muerte. Por ello vale acordarse las palabras del poema de Antonio Machado:

«¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!»

Blanquito, descansa en paz. A sus familiares y amigos nuestro sentido pésame.

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