Por redacción de NTD.la

(Nota del editor: A propósito de los días agitados que vive Cuba, hemos recuperado una nota publicada en 2015 por nuestros hermanos de Ntd.la, narrando una serie de historias increíbles sobre Fidel Castro. Además, para darle un tono musical a la ocasión, hemos incluido una larga y bellísima playlist, que hemos encontrado recorriendo Spotify, llena de clásicos de timba, rumba, son, mambo, hip hop,  danzón, guaguancó, mozambique, conga, danzonete, changüi, bolero, nengón y otros géneros propios de la isla). 

En agosto el líder más importante del siglo XX en América Latina cumpliría 95 años. Amado y odiado en todo el planeta, hizo de Cuba un lugar importante en el mundo. Aquellos que sufrieron sus ideas y sus actos han tratado, nada más y nada menos, que asesinarlo 638 veces. Aquí resumimos los datos surgen del testimonio de Fabián Escalante, quien fuera jefe del servicio secreto cubano hasta el 2007. Según él, se han contabilizado 638 intentos por terminar con la vida de Fidel Castro Ruz, el indiscutible líder de la revolución cubana.

En nuestro afán por seguir contando la mejor Historia de Latinoamérica, pone a tu alcance las más asombrosas formas que han tomado las operaciones para terminar con la vida del barbudo cubano.

1. La de la Minita… Dicen que Marita Lorenz, considerada como una de las muchas novias de Fidel, supuestamente aceptó una oferta de la CIA en la que ella le haría ingerir cápsulas envenenadas. Lorenz se las arregló para introducir las pastillas en el dormitorio de Fidel. Él le preguntó si venía a matarlo y ella contestó que sí. Ella no se animó, dicen que dijo: «No Fidel, no puedo».

2. Endrogar al barbudo. Imaginen por un segundo esta situación. 3PM sala oval de la Casa Blanca un primero de mayo en medio de la guerra fría en 1970. Un asesor le alcanza una carpeta al presidente. La carpeta no lo dice textual, pero la idea es la siguiente: Droguemos a Fidel y que diga tonterías al aire y todos piensen que ya no está para ser el líder de la revolución. En este caso fue un esfuerzo no tanto por matar a Fidel, sino para desacreditarlo. La CIA habría contemplado gasear una estación de radio donde Castro estaba dando una transmisión en directo, con un aerosol que contenía una sustancia similar al LSD. La idea era que cuando Fidel enloqueciera mientras se dirigía en vivo a la nación, los cubanos pensaran que su líder estaba loco y dejaran de confiar en él.

3. Hay magia en su barba. Mucho antes de Dumbledore y Harry Potter, un informe del Comité de Inteligencia del Senado estadounidense de 1975 en EE.UU creía que parte del poder de Castro residía en su barba. La CIA hizo un cálculo que operaba mas o menos así: Aniquilamos su barba -> Aniquilamos su poder -> Aniquilamos su revolución. Así, un plan bastante pavote, imaginativo, adolescente e idiota contempló poner sal de talio (un químico que se usa en productos depilatorios) en los zapatos de Fidel Castro o en uno de sus puros. Por suerte el plan nunca se llevó a cabo y siguió hasta el fin de sus días adornando el rostro barbudo de aquel hombre.

4. La concha explosiva. Sabiendo que a Fidel le gusta bucear, la CIA planeó colocar una bomba en una concha de caracol en uno de los lugares favoritos de Fidel para practicar este deporte. La Agencia preparó una caracola con colores brillantes y de aspecto lo suficientemente inusual como para atraer la atención del líder revolucionario, asegurándose de que estuviera lo suficientemente cerca de la concha cuando esta explotara como para quitarle la vida. El plan no funcionó porque no había concha lo suficientemente grande como para albergar semejante bomba.

5. El traje envenenado. Otra vez en 1975, el Comité de (des)Inteligencia del Senado de EE.UU. afirmó que había pruebas concretas «de un plan para obsequiar a Castro con un traje de neopreno forrado con esporas y bacterias que le provocarían una grave enfermedad en la piel (o tal vez algo peor)«. La cosa sería así, mientras se llevaban a cabo las negociaciones para liberar a los prisioneros de la fallida invasión de Bahía de Cochinos, el abogado James Donovan debía entregarle un traje de neopreno para bucear infestado de veneno. Cuando llegó el momento de hacerlo, James eligió regalarle uno distinto sin ninguna bacteria o espora.