Por Ana Barajas @anabarajasmusic

Nota del Editor: Invitamos a Ana, amiga de la casa, a escribir sobre su experiencia como música independiente e hizo un interesante y completo análisis personal. Ana es colombiana, y vive hace un buen tiempo en Austin, Texas, sede, entre otros festivales, del reconocido evento SXSW. También, al final de la nota, mostramos un resumen sonoro de su recorrido artístico. 

 

Todos aquellos que nos dedicamos al arte de manera independiente tenemos similares luchas, limitaciones y libertades sin importar donde nos encontremos, pero cada camino es único y en esto, hoy voy a tratar de hacer algunas anotaciones desde mi experiencia. A lo mejor alguien se sienta identificado. Llevo en esto de la música casi 20 años, y mucha agua ha corrido desde entonces, pero desde 2011 vivo fuera de Colombia, lo que, supongo, me hace hoy una artista independiente de la diáspora. ¿Pero qué es ser un artista independiente?

Pienso que un artista independiente es ante todo alguien que se autogestiona, en otras palabras, un emprendedor. La definición general de la palabra (encontrada en varios artículos sobre el tema) es: “Emprendedor es quien, a partir de una idea innovadora, saca adelante por sus propios medios un proyecto en el que cree apasionadamente, busca la manera de materializarlo y asume los riesgos y consecuencias que esto significa.”

Lo que pasa muchas veces en la música es que nos quedamos en la materialización de la idea innovadora, pero el miedo a asumir los riesgos y las consecuencias que significa sacar adelante esa idea muchas veces nos paraliza y entonces muchas buenas canciones se quedan ahí, en el aire, sin encontrar quien las escuche o cómo seguir creciendo. En una industria cada vez más dependiente de los algoritmos, las redes sociales y el mercadeo, los artistas independientes la tenemos más difícil para traspasar la gran barrera de las discográficas major, de los grandes presupuestos y hacer que nuestras canciones sobrevivan más allá de las dos semanas de lanzamiento. Creo, sin embargo, que el reto del artista independiente consiste en sobrevivir a largo plazo en un ecosistema tan agreste. A propósito, quiero centrarme en cinco puntos que quisiera tocar en este artículo, anotaciones a tener en cuenta y que, desde mi experiencia, han marcado mucho mi camino tanto en los aciertos como en los errores.

La independencia y la Libertad creativa:

No existe nada más valioso para un artista que la libertad creativa. En este sentido el artista independiente tiene todas las de ganar. El arte, como expresión, no tiene motivaciones financieras, es algo personal, intangible y único a cada ser. En este punto el reto es mantener viva la llama de la curiosidad, explorar sin miedo, abrir fronteras, colaborar, investigar, observar, escuchar, oler, sentir, para poder luego poder crear con mayor libertad. Pues entre más se expanden las fronteras de la percepción, mayor libertad de creación va a haber. En este sentido pienso que mi independencia me ha permitido explorar mi individualidad, atravesar fronteras, compartir con quien se me dé la gana y hacer un lunes tango y un martes música experimental. Grabar una canción con un proyecto de metal y luego tener un concierto con un ensamble de música andina. De todas estas experiencias me han quedado muchas amistades, muchas grabaciones, muchos conciertos y muchas buenas memorias. No podría hoy retroceder y abandonar este camino porque no encuentro otra cosa que me traiga tantas retribuciones en mi vida.

La relación con el dinero

En general pienso que muchas de las personas que nos dedicamos al arte sufrimos de cierta aversión al dinero. Quizás soñamos o coqueteamos con la idea de ser “ricos y famosos” porque es eso lo que por siglos nos han vendido como la idea de éxito, pero en realidad muy pocos artistas tenemos una relación sana con el dinero. Ya sea porque es difícil encontrar oportunidades monetariamente valiosas, porque carecemos de habilidades para negociar, porque no sabemos cómo ahorrar, planear y manejar el dinero a largo plazo, porque no valoramos suficiente nuestro arte o porque pensamos que hacer dinero de nuestro arte es venderle el alma al diablo. Ninguna de estas creencias es necesariamente una verdad fundamental. Lo cierto es que sanear nuestra relación con el dinero y entenderlo como algo necesario para salvaguardar nuestra libertad es parte importante del crecimiento del artista. Querámoslo o no, el arte es un oficio y si se quiere vivir de él o por lo menos sacarle algún provecho económico, necesitamos saber cómo conectar el arte con el sistema económico de la manera más provechosa para nuestra independencia y nuestra autonomía. Más allá de los vanidosos números de las redes sociales, el verdadero éxito pienso yo que está en poder sostener una carrera a largo plazo, en la que la libertad y la autonomía no se vean afectadas por la incapacidad de gestión por parte nuestra. Puntos críticos que en lo personal he tenido que aprender a maniobrar: valorar monetariamente mi trabajo, aprender a negociar en igualdad de términos, organizar presupuestos, planear y aprender a aplicar a becas y oportunidades para mis proyectos. Sigo en ese proceso.

El DIY (hazlo tú mismo)

Hoy más que nunca un artista debe estar “hands on” en el desarrollo de su carrera. Aprender de producción, hacer networking, aprender a editar videos, a diseñar material gráfico de promoción, estar en constante aprendizaje sobre diferentes ámbitos de la industria y encontrar un equipo de trabajo, por más pequeño que sea, que crea en su música y que esté dispuesto a trabajar con la misma pasión que el artista lo hace. En mi caso particular, en estos años de carrera he tenido que aprender de producción, de promoción, de manejo de redes sociales, de edición de videos y de diseño gráfico, de derechos de autor, de music licencing y bueno la larga lista continúa, así como continúa el largo aprendizaje que quizás nunca termine. Creo que todo tiene que ver con un proceso interno, en el que he entendido que no sólo se trata de hacer música sino de un montón de cosas más que hacen de un músico un artista independiente.

El Ecosistema

El artista por más independiente que sea, no vive solo en el ecosistema artístico. Esto es otro punto importante a tener en cuenta, que por más que se desarrolle una carrera solista, la música se hace en colectivo. Las grandes corrientes y contracorrientes musicales han surgido de circuitos locales, porque es ahí donde se alimenta la creatividad. Tocar en vivo, escuchar, colaborar y aprender de los otros, sobre todo en un circuito local es fundamental para la música, es de ahí de donde surgen las grandes revoluciones sonoras. Que hoy, pienso, están en “silencio” ocurriendo por todas partes, a pesar de un mainstream decadente y enfermizo.

La Salud mental

Los artistas tenemos en nuestras manos la posibilidad de vivir una vida artística saludable, en libertad y en equilibrio. Es necesario romper el mito y la falsa idea de “éxito” que nos ha vendido una industria que sólo quiere sacar provecho económico del artista, la “estrella” excéntrica e inalcanzable que finalmente termina con agotamiento emocional y físico y en soledad, obligada a dar de comer a una larga fila de gente que se ha colgado en su talento. Hoy más que nunca pienso que, aunque el camino puede ser duro, podemos hacer lo que queramos con nuestra música en nuestros términos sin autodestruirnos y sin esclavizarnos en una industria en la que el bienestar del artista es lo menos importante. Aprender a decir NO y a pedir ayuda cuando se necesita. Aprender a valorar el tiempo en familia o con las personas más allegadas a uno, pues en ellos está el apoyo emocional que se necesita para seguir adelante, aprender a tomar pausas, a descansar y a cuidar de nuestro mundo interno. Yo aún sigo aprendiendo y trabajando, en un camino que siempre permanece incierto pero emocionante. En todo caso, en los últimos años valoro más mi independencia y he aprendido a enfocar mi energía en seguir creciendo bajo mis propios términos.

 

 

Compartir
HTML Snippets Powered By : XYZScripts.com