Hace unos días encarcelaron a un amigo periodista y militante de izquierda, al cual acusan de terrorista. Su nombre es Sergio Segura, pero todos sus conocidos lo llaman Pato. Un buen loco, con el cual he tenido las más variadas conversaciones, y en muchos casos discusiones álgidas pero respetuosas. Vivió en mi casa más de un año y de lo único que alcancé a quejarme con él era de sus fiestas llenas de punk y hardcore a todo volumen, que acababan de la manera más bizarra con algún reggeton retorcido o una balada que cantaban sus invitados de manera desentonada. Pato es un tipo inteligente, combativo pero respetuoso de las diferencias. Él es alguien del cual todo su círculo de conocidos y colegas, de muy distintas ideologías y pensamientos, puede certificar que no hace parte de ningún ejército participante del conflicto colombiano.
Según los abogados que siguen el caso, donde él y otros estudiantes y profesionales fueron implicados en atentar contra el orden de manera violenta, afirman que las evidencias que existen contra ellos son débiles y sin peso alguno para que sigan encarcelados. Temo que, como en ejemplos nefastos anteriores, este sea un caso de falso positivo judicial, donde alguien que piensa diferente y cuestiona el sistema desde la participación política sin exabrubtos, paga los platos rotos de quienes mediante la guerra eterna tienen a Colombia en un charco extenso de sangre que no para de crecer.
Algunos de sus amigos han organizado un evento, el Patofest, que se celebrará este domingo 2 de agosto en la conocida sala de conciertos Latino Power. El dinero que se recoja por esta actividad irá en su totalidad para ayudar a la familia de nuestro amigo. Si están en Bogotá no dejen de asistir. Si viven en otra parte, compartan con los suyos esta nota para que el caso se conozca en todo el planeta y los responsables de esta injusticia se sientan vigilados por el mundo entero.
Espero la pronta liberación de Pato. Yo difiero de muchas de sus creencias políticas, pero estoy seguro de su inocencia.
