rivasdia1bannerSrOstia-opcionalPor Santiago Rivas @rivas@santiago Foto de Karin Richter @karinrichter

Esta vez decidí llegar tarde. Por ninguna razón en especial, la verdad, pero se siente raro no ver a plena luz del medio día esos grandes pelos, esas chaquetas negras, las camisetas con letras que se entienden tanto o menos que las del hip hop. El día de metal es especial, porque entenderlo y disfrutarlo (incluso si la música no te gusta. Créanme es posible), es entender el corazón de Bogotá, ciudad metalera si las hay.

El primer grupo que vi fue Morbid Macabre. Más de lo mismo. Su sonido no me emocionó en lo más mínimo, y creo que se trata de las formas de componer que tienen nuestros grupos de metal, enfocados en el virtuosismo y la violencia, más que en el carácter y el contraste. Luego elaboramos con los que quieran tertuliar en la zona de comidas. Me gustó ver su emoción por estar en la tarima, honestamente conmovidos, como lo estarían después los muchachos de Perpetual Warfare.

Luego me fui a ver Aborted. Gran banda. Al comienzo no sentía nada especial con su música, y me fijaba más bien en los problemas que su talentoso bajista tiene para reconocer su alopecia, cada vez más notoria. Pasadas dos canciones, empezó a ser claro para mí: es una súper banda. Sus canciones son poderosas, como es deber del metalero, pero también son interesantes. Es más: son poderosas, precisamente porque son ricas de oír, tienen distintos momentos y etapas, cambios entre riffs, solos de guitarra, un buen vocalista, en fin; recomendado, para quienes no tuvieron la oportunidad de verlos. Hasta ahora, mi gran descubrimiento del festival.

The Black Dahlia Murder dio un excelente concierto. El cantante, tan parecido a Santiago Segura en “El día de la bestia”, supo dominar la tarima, vistiendo como vestía, una pantaloneta de baño. Me da la impresión de que son una banda muy inteligente. Configuraron un sonido poderoso, y muy divertido, sin que eso le reste fuerza. Es bueno encontrarse personas en la tarima del sábado que sepan sonreír, y reírse de ellos mismos. Y bueno, TBDM es una bandota, de eso no tenía duda.

Cuando vi a los papás de los muchachos de Perpetual Warfare aplaudiendo y haciendo la señal de los cuernos hacia la tarima, terminé de entender lo que sentía tras ver esta banda distrital haciendo la antesala a Sepultura: orgullo. Suenan bien, muy bien. Son una banda thrashera en toda regla, y tocan divinamente. Me parece que les falta terminar de definir una identidad sonora que no los haga parecer como áulicos de Metallica o Megadeath, pero en realidad dieron un muy buen espectáculo y por eso mi sensación general es esa: orgullo, porque sí se puede hacer buen metal en Bogotá, que no suene recalentado. Una cosa, eso sí: esa tortuga ninja del mal está muy fea, muy mal hecha y fuera de lugar. O lo hacen bien, o no lo hagan.

Sepultura ya es otro cuento: uno no llega a ser una leyenda del rock gratuitamente. Creo que no hay nada que yo pueda decir sobre ellos, que no haya sido escrito por los verdaderos conocedores del metal. Pasará mucho tiempo antes de que aparezca una banda sudamericana tan poderosa, tan precisa en sus composiciones, que combine y aproveche tan bien su origen y el sonido que éste trae. Es más, creo que va a pasar mucho tiempo antes de que aparezca una banda latinoamericana que pueda cantar en inglés y sonar como una banda anglófona. Lastimosamente, si Sepultura hubiera compuesto la mayoría de su repertorio en portugués, no habríamos sabido de ellos, de manera que no siempre es malo cuando se deciden a cantar en inglés. Si lo van a hacer, procuren ser los de Sepultura.

Ya va a empezar el domingo de Rock al Parque y es hora de salir. Mañana, por este mismo canal, más opiniones que nadie me ha pedido. Un abrazo y disfruten del segundo día.

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