Por José Gandour @gandour
Gran parte de los discos más interesantes de esta época exhalan en su construcción un evidente rompimiento de esquemas. Son álbumes que complican el etiquetado de sus composiciones, ya que, en su elaboración y producción se han alimentado de muchas influencias. Son trabajos mestizos, mulatos y zambos en el mejor sentido de las palabras, ya que tienen ingredientes procedentes de muy diferentes orígenes, confundiendo y, al mismo tiempo, alegrando al aficionado curioso, aquel que agradece verse sorprendido, aquel que dice con un sonrisa fresca «esto no me lo esperaba». En Agüeros, segunda placa discográfica de la banda colombiana Sonoras mil, el oyente, puede sentarse a oír y jugar a identificar de dónde puede venir tal o cual ritmo, tal sonido, tal intención resonante, y anotar un montón de datos en su libreta imaginaria. En el recorrido de las once canciones, a lo largo de cuarenta y cinco minutos, puede el espectador cerrar los ojos e imaginarse un viaje que atraviese la cumbia amazónica, los boleros caribeños de los años cincuenta, algunos retumbes de la Nueva York salsera de los años setenta, la psicodelia rockera de hace cuatro décadas, y el dub caribeño imprimiendo una última pizca en el aroma general de esta fiesta, que nunca se despega de lo popular ni cae en incomprensibles pretensiones pesadas de intelectuales desconectados con la realidad. Lo planteado a lo largo de este disco es la idea de movimiento constante, seducción permanente, desenfado generalizado. Agüeros es un álbum exquisito, hecho por gente brillante, digno de ser escuchado, sin discriminación, en cualquier rincón del planeta.
Para comprender más sobre esta fina producción, hemos entrevistado a Felipe Gómez, líder de este proyecto, quien se haya en labores de promoción en Bogotá:
Explíqueme, ¿a qué suena en este momento Sonoras Mil?
Sonoras Mil siempre ha sido una gran pócima musical compuesto de muchos elementos. Este disco nuevo no es la excepción: música tropical, dub, psicodelia, experimental rock, electrónica, tribal y pop.
¿Qué hay de diferente en este nuevo álbum?
Pues, yo diría que es un sonido más madurado, un poco más experimental, más «darks» y más nostálgico a la vez. De las 11 canciones, 2 son baladas .
Se siente más experimental, también…
Sí, definitivamente. No quisimos ningún tipo de límite estético ni sonoro en este nuevo disco.
Noto en el resultado de las mezclas como una especie de homenaje a resultados sonoros de antaño, como si el disco hubiera sido grabado en diferentes décadas, ¿eso hacía parte del concepto?
En realidad no. Aunque la música de décadas pasadas como los 60, 70 y 80 nos gustan mucho, no había un concepto consciente en ese sentido, quizás inconscientemente si.
Lo digo porque por momentos hay canciones que parecen mezcladas en las épocas de la Fania de los setentas, o de los boleros caribeños de los cincuentas.
Sí, definitivamente todo eso de la Fania y los boletos cincuenteros están ahí, pero como dije antes, todo el proceso creativo de Sonoras Mil es intuitivo y espontáneo. Nunca partimos de un concepto sonoro en específico, simplemente vamos construyendo las canciones sin saber cuál va a ser el resultado final.
¿Cómo se sienten en este momento de la escena musical colombiano?
Pues bien, aunque siempre nos hemos sentido como en una isla aparte de todo, como que no pertenecemos a ningún movimiento ni estilo musical en específico. No sé si sea bueno o malo, quizás ambas al mismo tiempo, pero por eso mismo sí hay ganas de ser parte de un movimiento musical, pues, así es más fácil crecer y retroalimentarse
Entre el primer álbum y este pasaron 6 años, ¿qué pasó que los demoró tanto en publicar nuevo material?
En realidad, nosotros siempre estamos componiendo nueva música. Desde el 2017 ya teníamos material suficiente para un nuevo disco. En esta ocasión quisimos apostarle a sacar sencillos, el primero salió en 2019, 2 más en 2020, y el último en 2021. Creo que nos gusta mucho más sacar discos completos, es más satisfactorio. Entre 2016 y 2019 nos enfocamos mucho en consolidar una banda en vivo, quizás por eso también.
¿Cómo es la experiencia Sonoras Mil en vivo?
Es un desborde de psicodelia, fiesta desenfrenada, baile sin estética, aunque también la música invita a la introspección, a simplemente viajar a otros lugares imaginarios, que no conocemos pero que suenan familiares de alguna manera.
¿Qué planes se vienen para la banda?
Bueno, ahora se vienen giras de promoción. Tenemos planeado 2 giras por Colombia, una en Antioquia para febrero y otra por el Eje cafetero y norte del Valle para mayo. Para Junio y Julio la gira europea que teníamos agendada desde 2020, y empezar a preproducir el material de lo que sería el tercer disco de Sonoras Mil.