Por José Gandour @gandour

La pandemia le ha dado tiempo a nuestro amigo José Gallo para pensar en su obra musical. Lleva más de dos décadas, bajo el nombre de Theremyn 4, desarrollando su propuesta musical, atada a la música electrónica, desde Lima, su ciudad, y en tiempos de encierro y cuarentena, ha podido volver a abordar sus trabajos discográficos de antaño, buscando la manera de recuperarlos y ponerlos de nuevo a disposición de su antiguo público  y frente a una potencial nueva audiencia,  transformándolos en piezas de presente vigencia para ser atendidas en las actuales circunstancias.

Hace unas semanas Gallo publicó la nueva versión de su doble álbum Mi Vida en Infrarrojo, un compilado de 22 cortes que casi alcanza las dos horas de duración. En el recorrido de esta producción podemos observar momentos de elegante construcción con texturas de techno tradicional que hubieran podido haberse hecho en cualquier otra parte del planeta, pero, también, instantes brillantes de fusión de sonidos locales con instrumentación contemporánea que bien merecen el esfuerzo de ser escuchados y festejados. Para entender más a fondo su obra,  hemos contactado al artista para entrevistarlo y saber sobre el proceso de está recuperación de la memoria electrónica:

¿Por qué haces la recuperación de tu álbum La vida en infrarrojo, veinte años después?
Fueron varias cosas: La primera creo que ha sido esta onda de «recuperar» cosas durante la pandemia. Lo hice el año pasado con mi primer disco Fluorescente verde en el patio.. Los 20 años de salida de ambos discos hacen un número interesante. Ambos discos eran como un pendiente que tenia, ya que salieron en versiones muy artesanales DIY en CDR y fotocopias. Les debía una buena edición.

Veinte años después, ¿cómo sentiste que había sido la vejez del material original y qué sentiste que había que modernizar?
Lo primero fue la masterización que es una de las cosas que se han hecho en el disco 1. Sentí también que varios de los temas estaban un poco «planos» y como parte del proceso probé un serie de reverberaciones de retoque. Varias de las canciones están reversionadas en el disco 2 del álbum, era algo que quería hacer hace tiempo. Mi vida en infrarrojo es una especie de «work in progress«, pedazos de estas largas sesiones de jammin para componer la música para Park-O-Bahn que fueron 6 horas en total. Podria editar otro Mi vida en infrarrojo paralelo con otras secciones del jammin pero ya seria demasiado…jaja

Pongamos en contexto a la gente, ¿qué fue Park-O-Bahn?
El nombre completo es «Modular 12°06´S 77°01´W Park-o-Bahn». Fue una instalación sonora que se hizo en el Parque Central de Miraflores en Lima, donde mas de 15 artistas electrónicos ambientaron con música y sonidos el parque durante 168 horas consecutivas. Esto fue en Mayo del 2001. La caratula original de Mi vida en infrarrojo tiene fotos del parque y de los parlantes que se armaron. De hecho esos parlante me parecieron icónicos y por los use para el arte del nuevo disco.

Te pregunto, ¿qué diferencias sientes que hay entre el público que vivió esa experiencia en aquel entonces, y las nuevas generaciones que se enfrentan a revisión de tu material en 2021?
Varios de los que participaron en Park-O-Bahn eran parte de una 1era generacion de musicos peruanos que usaban mas software que hardware. Hubo mucha experimentación en esas 168 horas y eso era algo nuevo para jovenes y adultos en Lima. Recuerdo haber estado sentado en el parque una tarde de esa semana con Carlos de 5 Esquinas  (y con quien fundamos 1001 Records el año 2000), estabamos observando a la gente y sus reacciones y algunos se molestaban porque alguien habia «glitcheado» un bolero o le había puesto una secuencia encima. Ahora todo el mundo o la mayoría está mas acostumbrada a escuchar cosas de ese tipo. De hecho la electrónica «fusión» está en auge actualmente.

¿Te costó asumir ese tipo de fusión en aquel momento?
No, para nada. De hecho con 1001 Records buscábamos hacer cosas fusionadas como parte de la estética del sello. Puedes escuchar cosas como «Chambi» en el Fluorescente verde en el patio o «Apu» y «Yo visite el AM» en Mi vida en infrarrojo y varias canciones en el debut de 5 Esquinas. Ese mismo año unos meses después salió Café Inkaterra de Miki González y fue un boom.

¿Qué crees que pasó para que el público, un tiempo después, aceptara esa fusión?
Fueron varias cosas. Durante la primera décaca de los 2000 se hizo una campaña muy fuerte de gastronomía peruana y creo que eso repercutió en la revalorización de otras cosas de la cultura peruana. Si en los 80 y 90 escuchar un huayno o chicha no era «cool», pues en los 2000 empezó a cambiar eso. Luego empezó todo el movimiento de la revalorización y redescubrimiento de la cumbia, la chicha, lo afroperuano.  A ver, para que no malinterpreten…se revalorizó para el mainstream.

¿Estas fusiones tienen la oportunidad de ser apreciadas por una audiencia popular?
«Popular» puede ser confuso en Perú. Pero si vamos a lo especifico: si un grupo de electrónica fusión actual va a tocar a cualquier ciudad del Perú la gente en general lo entiende y lo aprecia. Ahora, también hay públicos mas reducidos que entienden la fusión a otro nivel, por ejemplo fusiones mas experimentales. Theremyn_4 no hace electrónica fusión pero la recepción del publico el año 2019 que fue la gira Lost & Remixed a nivel nacional fue muy buena, mejor que otros años.

Ya hecho todo este proceso de recuperación y reconstrucción, ¿qué viene para Theremyn 4?
Estamos ya con un nuevo disco bastante avanzado y es probable que para fin de año lancemos un single y ya el 2022 el álbum completo. También ya que empiezan a reactivarse los conciertos, va a ser genial poder presentar material de estos dos álbumes de aniversario.

¿A qué sonará el Theremyn 4 del futuro próximo?
Si te lo pongo en imágenes, imagínate un Mustang Shelby del 69 pero cuando entras hay un iPad como consola, el motor se prende con escaneo de retina y le pides a Siri que ponga un disco de RATT.

 

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