Por Maria Conchita Acuña @conch1ta

Bimol es una banda colombiana de música electrónica que poco a poco ha ido ganando un espacio dentro de este género. La banda está conformada por Donna Lace (voces) y Theo Jah León (productor), ambos bogotanos, cada uno con un recorrido musical individual que va desde el hip-hop hasta el hard techno. El universo los unió, no solo para formar Bimol sino para ser pareja, Donna y Theo llevan una sólida relación de más de seis años, factor que indudablemente les ha permitido conocerse como artistas y tener un punto de encuentro que trasciende lo comercial y se manifiesta en sus creaciones; amor del uno por el otro, amor hacia lo que cada uno hace y amor por la música, por Bimol. 

¿Qué es Bimol?

Somos un proyecto que, en esencia, quiere hacer un híbrido entre las máquinas y las voces, nuestra propuesta es fluir con el acto en vivo, viajando por muchas texturas y géneros que han sido parte fundamental en nuestra formación artística. Nos queremos desprender de las etiquetas y de los sub géneros de la música electrónica, sin desconocer que nuestra gran influencia es el techno. Nuestro aporte a la música va más allá de la tendencia, prima siempre nuestro sello personal, el mensaje que queremos transmitir por medio de nuestras letras y el vínculo que buscamos generar con el público.

¿Cómo funciona el híbrido entre las máquinas y las voces en un show en vivo, cómo se desarrolla?

La voz es el hilo conductor de nuestro show, es la que genera las tensiones y los momentos del acto; las máquinas marcan el ritmo, son el piso, son nuestro Groove, generan la atmósfera, no puede haber una sin la otra. Digamos que la voz es el toque humano, visceral y orgánico.

¿Cómo se desprenden de las etiquetas musicales aun conservando el techno como influencia?

Para este punto específicamente, es la voz la que marca la diferencia. Construimos sobre nuestra influencia que es el techno y la transformamos a través de la voz, generando una propuesta nueva, con voces en español y letras 100% propias, queremos desprendernos del carácter ‘fiestero’ con el que siempre se ha visto el techno, ir más allá.  Hay que darle la oportunidad de metamorfosis a este género, sacándolo de la denominación y experimentarlo de manera más amplia, como música que es, es una hoja en blanco sobre la que uno siempre puede escribir lo que uno quiera. Por ejemplo, nuestro primer disco es eso, rescatar la sensibilidad del techno, que trascienda lo físico (que toca las fibras a través del sonido) hacia lo introspectivo, que toca la mente, las emociones. 

En el esto del trascender lo físico, ¿cuál ha sido el reto más significativo?

Cada uno de nosotros lleva más de quince años alimentándose de lo que acontece en la escena de la música electrónica. Nuestro reto es respetar los códigos de una cultura que no es propiamente colombiana y aportar desde nuestra experiencia. Queremos transmitir nuestra propia visión. Consumimos el movimiento, lo digerimos y lanzamos nuestra propia versión.

Háblenos de su proceso  creativo, ¿cómo se llega al resultado final?

El hecho de que seamos pareja nos ha permitido conocernos como artistas, seres humanos y músicos profesionales, esto nos ha dado la oportunidad de tener más tiempo y espacio para explorar la música, nos podemos dar el lujo de tener horas y horas de jam en nuestra propia casa, que es nuestra fábrica creativa. Además vivimos en un lugar dónde no nos joden (risas). No tenemos un método como tal, fluimos mucho con nuestras propias emociones, con los estados de ánimo y el día a día de cada uno. A veces alguno tiene una idea y la empezamos a desarrollar, es difícil explicar cómo diseñamos lo que hacemos, mucho de ello nace del fluir del momento, el sonido va naciendo y se va generando  por sí solo, él mismo se va construyendo. Ese es nuestro método, el fluir. Por ejemplo, a Diana a veces le llegan ideas de letras en ciertos momentos y, para no perder el momento, las graba, luego las usamos. Otras veces Theo tiene una maqueta y luego le ponemos voces, es aleatorio.

Su primer disco se llama Nuestro Mundo, ¿cuál es el mundo de Bimol?

Es un mundo real y sensible, de respeto hacia las formas propias. Es libre. Llevamos la bandera del ‘escuchar al otro’, no etiquetar ni categorizar, los saberes de todas las personas son importantes y merecen ser compartidos. Nuestro medio es a veces hostil pero esa misma cualidad la usamos como inspiración, lo queremos suavizar tomando lo positivo de todo, nos enriquecemos de todo, todo es materia prima, no damos nada por sentado. La plasticidad mental es un factor importante. Nosotros no competimos con nadie porque, de entrada, nos nutrimos de todo lo que nos rodea, el Universo es muy basto en sus manifestaciones, no podemos desconocerlas, no se nos pasa por la cabeza, agradecemos por ellas.

Al principio mencionaban géneros y texturas que han sido parte fundamental en su formación artística, ¿cuál es ese background?

Para mí (Diana) el contacto con la música electrónica vino desde pequeña, por ejemplo el house de los 80’s. Hubo una época en que los proyectos de chicas en vivo eran transgresores, fueron toda una inspiración. Yo (Diana) tuve la oportunidad de trabajar de la mano con precursoras como como Camila (Dj residente de La Sala). El electro fue la entrada a todo el movimiento de los vocales femeninos, era house. Compartir escenario con un ícono del house y de la música electrónica como BlackBox fue indescriptible, no me puedo desprender del gusto que siento por lo retro. Mi carrera como cantante no se ha dado solo en el escenario de la música electrónica, yo cantaba covers de bandas legendarias, el background es muy amplio.

Para mí (Theo), mi primer contacto con la música fue a través de mis padres con rock clásico, por ejemplo Led Zeppelin. Luego empecé a descubrir mi propio sonido, mis gustos, fue ahí cuando me acerqué al hip-hop, me gustó mucho su sonido y mensaje, sobre todo el del lado oeste de Estados Unidos, el rap protesta. Ya como en el 1998 empiezo  a tener mis primeros contactos con la música electrónica, recuerdo que mi primer rave fue ver a Samuel L Sessions, desde ahí empecé a hacer investigación del sonido electrónico que me gustaba, Sven Vath, Richie Hawtin, Carl Cox, etc. Poco a poco fui entrando al sonido del techno hasta llegar al hard techno, con este género empecé a sacar adelante mi proyecto personal. Luego descubrí los grupos que hoy en día siguen siendo un referente personal, Aphex Twin, Amon Tobin, etc. Desde que arrancó Bimol empecé a conocer un montón de artistas y productores que me han ido bañando musicalmente y son inspiración en este momento.

¿Hacia dónde va Bimol, qué se viene para el 2018?

Bimol lleva un buen tiempo de estudio e investigación sonora y claramente vamos encontrando nuestra forma. El 2018 muy seguramente será muy introspectivo, de investigación hacia esos sonidos y texturas que nos gustan, hacia adentro. Todos esto va ligado al live act y es ahí dónde queremos apostar nuestra ficha y ascender, creemos que la puesta en escena del live act es el diferencial de Bimol, además es de ahí de donde sale la riqueza para hacer música nueva. El 2018 será trabajar en la apuesta del live act, darnos a conocer en diferentes ciudades del país y llevar nuestro proyecto a otros países.