Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante

Arte portada Zonagirante Estudio 

Ustedes se preguntarán, ¿cómo un medio tan pequeño, tan especializado, tan metido en otros temas, ha logrado tener acceso al hombre más poderoso del mundo? ¿Cómo, además, en su agitada agenda, ha tenido tiempo para poder reunirse con nosotros en momentos tan agitados, a punto de la nueva asunción al poder de Donald Trump (al que, por supuesto, apoyó con todas sus herramientas disponibles), antes de las elecciones de buena parte de los países europeos, mientras los incendios devoran California, mientras sigue la masacre en Gaza, y se acerca el año nuevo chino?. Lo nuestro fue suerte, fue mandar un e-mail a un correo directo de dicho personaje, sin esperar ni siquiera un «no puedo» o un «no me interesa».  Y aquí estamos, frente al mismísimo Lucifer D. Vale, un hombre tan rico que podría comprar muchos países del tercer mundo (y algunos del primero) y seguir teniendo suficiente dinero para sostener una familia de millones de personas por generaciones. Lo primero que observamos es que vino en bermudas, una remera que dice «Estafé a demasiados y lo único que conseguí fue esta estúpida camiseta» y unas zapatillas Converse hechas hace muchos años. Eso si, en su muñeca luce un Patek Philippe Grandmaster Chime, avaluado en 28 millones de euros aproximadamente, y tiene una cadena de oro muy pesada sobre su cuello. Igual, antes de la entrevista, debemos contar detalles de la vida del señor Vale, ya que algunos de nuestros lectores, desconocen algunos puntos de su biografía:_

Lucifer D. Vale nació en un pequeño pueblo de Silicon Valley en los años 80, hijo de un ingeniero obsesionado con la inteligencia artificial y una filósofa que escribía sobre el concepto del libre albedrío. Desde niño mostró una fascinación casi obsesiva por entender cómo funcionaba el mundo, no tanto para adaptarse, sino para manipularlo. En su adolescencia, construyó su primera máquina de aprendizaje automático, un programa que podía predecir las respuestas emocionales de sus compañeros de clase. Esto le valió igual cantidad de admiradores y enemigos. A los 19 años, fue expulsado de una prestigiosa universidad por un experimento «no ético» que involucraba algoritmos y datos personales de estudiantes, pero esto solo cimentó su leyenda. A los 22, fundó Inferno Systems, una startup inicialmente enfocada en software predictivo que pronto evolucionó hacia el control total de datos humanos. Su visión siempre fue clara: «La información no es poder, es control». Bajo su liderazgo, Inferno Systems se convirtió en un conglomerado que abarca desde redes sociales hasta neurotecnología, controlando aspectos fundamentales de la vida cotidiana sin que los usuarios se dieran cuenta del alcance.

Vale es conocido por su retórica afilada y su capacidad para enmascarar mensajes oscuros con humor y lógica impecable. Es filántropo a su manera, financiando proyectos de sostenibilidad mientras simultáneamente promueve tecnologías que agotan recursos naturales. En su vida personal, es un enigma: rara vez se le ve en público y sus círculos sociales están compuestos por líderes globales y figuras de poder. Aunque algunos lo ven como un salvador visionario, otros lo acusan de ser el símbolo perfecto del capitalismo despiadado. Lucifer D. Vale no se inmuta ante las críticas; siempre responde con su frase de cabecera:

«Los héroes iluminan el camino, pero son los villanos quienes lo pavimentan.»

*****

Buenas tardes, Sr. Vale. Gracias por aceptar esta entrevista. Debemos admitir que su reputación lo precede, tanto en los círculos tecnológicos como… en otros más oscuros.

Oh, por favor, llámenme Lucifer. Y no se preocupen, no mordemos… mucho. Aunque, ¿quién puede resistirse a un pequeño mordisco a la manzana, verdad? [sonríe con picardía]

Fascinante analogía. Usted es conocido no solo por revolucionar la tecnología, sino también por sus posturas polarizadoras. ¿Cómo describiría su visión para el futuro de la humanidad?

Simple: eficiencia total. La humanidad ha demostrado una y otra vez que es una criatura de hábitos caóticos. Mi trabajo es organizar ese caos. Redes neuronales que predigan cada pensamiento, implantes que traduzcan deseos en datos. Imagínalo: un mundo donde ya no tengas que tomar decisiones porque la tecnología las toma por ti. La libertad es un concepto tan… del siglo pasado.

Pero ¿no cree que eso podría generar preocupaciones éticas o incluso resentimiento en las personas?

¿Ética? [arquea una ceja] Qué palabra más encantadora. La gente no quiere ética; quiere comodidad. Si les ofreces un botón que les solucione la vida, lo presionarán sin leer la letra pequeña. Y yo soy el tipo que escribe esa letra.

Entonces, ¿no teme las repercusiones de un mundo completamente controlado por algoritmos y tecnología?

¿Temer? Yo inventé el miedo, querido. [Ríe suavemente] Pero déjenme reformular su pregunta: ¿qué es peor, un mundo descontrolado donde los humanos toman decisiones estúpidas a diario o uno donde los algoritmos, creados por mi brillante equipo, aseguren que cada acción tenga un propósito? Es pura matemática.

Suena escalofriante, pero brillante. ¿Qué opina de las críticas que dicen que sus tecnologías promueven desigualdades sociales?

Oh, amo esa crítica. Siempre que alguien me acusa de perpetuar desigualdades, les pregunto: «¿Tienes un smartphone? ¿Pagaste tu membresía en mi plataforma?» Porque, curiosamente, son esos mismos «críticos» los que financian mi imperio. La igualdad es una ilusión conveniente para calmar conciencias. Y yo, humildemente, ofrezco un espejo para que todos vean su verdadero reflejo.

Cambiando de tema, ha hablado mucho sobre la inmortalidad digital. ¿Realmente cree que las almas, por así decirlo, pueden ser descargadas a un servidor?

¿Qué es un alma, si no datos? [se inclina hacia adelante, con mirada intensa] Recuerdos, emociones, preferencias… todo reducible a ceros y unos. La inmortalidad digital no es una teoría; es un producto beta. Y créanme, cuando lancemos la versión final, el paraíso y el infierno serán servicios que podrán suscribirse por una módica cuota mensual.

Finalmente, Sr. Vale, si pudiera dejar un mensaje para la humanidad en este momento crítico, ¿cuál sería?

Claro. [Se ajusta el reloj, sonríe con frialdad] Querida humanidad, relájense. Confíen en mí. Mi única intención es que todos ustedes vivan en un mundo mejor… según mis términos. Al final del día, ¿quién no quiere ser parte de algo más grande que ellos mismos? Yo simplemente ofrezco la oportunidad de pertenecer.

 

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