Por José Gandour @gandour Fotos Oscar Perfer @oscarperfer y Simona Malaika @simonamalaika

Todos los años se presenta una situación similar: Entre los aficionados, al ver el cartel y la programación de Rock al Parque, salen quienes festejan las decisiones del festival y otros que la critican. En 2018, año en el que se celebra la edición número veinticuatro, no ha sido menos. Algunos han dicho que al evento, que se llevará a cabo entre el 18 y 20 de agosto en el bogotano Parque Simón Bolívar,  le faltan figuras destacadas, artistas que aseguren que los escenarios se van a llenar de cabo a rabo. Otros, como es habitual, cuestionan el significado de la palabra «Rock» en manos de los organizadores y sacan a relucir los viejos diccionarios, criticando la presencia de una que otra banda invitada. En fin, la discusión de siempre. Lo bueno de ese tipo de cuestionamientos es que nos da la oportunidad de poder conversar con Chucky García, curador del festival desde 2014, teniendo la oportunidad de preguntar sobre detalles de lo que se viene y teniendo, cómo no, un adelanto de lo que será el 2019, cuando se llevará a cabo el vigésimo quinto Rock al Parque.

Ya expuesto el cartel y la programación del festival, ¿cómo describiría al público esta nueva edición de Rock al Parque?

Déjense sorprender. Confíen en que la programación, aún en el caso de las bandas que no conocen, refleja el espíritu clásico del festival, lo que las grandes audiencia del festival más disfrutan, lo que los nichos de público esperan ver y, además, la calidad que se espera siempre en las bandas que pisan los escenarios de Rock al Parque.

¿Cómo siente las críticas acerca de la falta de estrellas destacadas? Ha escuchado las especulaciones sobre la baja asistencia que puede haber este año?

No he escuchado las especulaciones porque hasta ahora nadie se me ha acercado a decirme algo al respecto. Y tampoco he recibido críticas directas sobre la falta de estrellas. Habría que ver, en todo caso, qué consideran como «estrellas» quienes hacen esas críticas; y a partir de esa definición incluso ver si Rock al Parque en sus 24 años ha sido un  festival de «estrellas» o si ha sido mejor un festival que siempre le ha apostado a una mezcla entre grandes figuras de los géneros que desde siempre han tenido representación en el festival; con nuevos prospectos. El punk rock, por ejemplo, siempre ha sido un género con representación en el festival. Y Pennywise es una figura reconocida en todo el mundo de ese género. De algún modo, una de sus estrellas.

Hay una alta participación de bandas españolas en esta edición. En qué condición vienen y que otro tipo de intercambios podremos ver en el futuro?

Desde hace varios años, a través de mercados de música y eventos internacionales de este tipo como el BIME de Bilbao y el Monkey Week de Sevilla, nosotros hicimos un trabajo juicioso de ver en vivo a las bandas españolas de nueva generación, y bandas emergentes que en el último lustro pasaron a ser bandas taquilleras en España. Por ejemplo, La M.O.D.A. Digamos que en estos años las vimos crecer y estábamos a la espera de poderlas traer, y el año pasado coincidió con que la gente de la Acción Cultural Española nos contactó porque ellos estaban trabajando en un foco España-Colombia para el 2018. Entonces aprovechamos ese marco y de paso se amplió la posibilidad de que no fuera una sola banda sino cuatro, y entre el foco y el festival se cubrieron los gastos. Respecto a otros intercambios, este año debuta uno que se hizo con la gente de Rock x la vida de Guadalajara, y estamos trabajando en otro con la gente del Corona Hell & Heaven, un festival que sin tener ninguna alianza ha venido los dos últimos años a Rock al Parque y se ha llevado dos bandas distritales para que toquen en dicho festival.

¿Hay posibilidades de que esa relación con los españoles signifique llevar bandas locales para allá?

No. El foco España-Colombia busca promover bandas españolas en Colombia pero no tiene una parte que incluya lo otro.

¿Cómo se sintió al ver a las Pussy Riot en la final del mundial de fútbol? ¿Se preocupó por su venida al festival?

Debo ser sincero con esto. Estaba viendo la final con mi novia y mis 3 gatos, y apenas vi que esas personas vestidas como de policías ingresaron a la cancha dive en voz alta «¡Solo espero que no sean las Pussy Riot!». Cuando segundos después dijeron por la tele, «Nos confirman que fueron las Pussy Riot las que invadieron la cancha», me corrió un sudor frío, pero recordé de inmediato que ellas son un colectivo con muchos integrantes y que quienes integran su show en vivo, comenzando por su líder Nadya, normalmente viven por fuera de Rusia.

En lo personal, dentro del cartel internacional, ¿qué es lo que más recomienda ver?

A los alemanes Kadavar, que cierran el escenario Bio el lunes, a Liniker y a Descartes a Kant en el escenario Eco ese mismo día; a la tripleta que se armó con Jupiter & Okwess, Antibalas y Dancing Mood el domingo en la tarima bio; y toda la programación del escenario Plaza el lunes: creo que tener en una misma tarima a Nadie, Chico Trujillo, Mojiganga, Tokyo Ska Paradise, Skampida y Pennywise, seguidos, va a ser muy vibrante.

Hablemos de los locales,los distritales. La selección, como todos los años, ha sido hecha por un jurado que no depende de su curaduría. Igual le pregunto, ¿cómo sintió la escogencia en esta ocasión? ¿Siente que la representación bogotana está al nivel esperado?

Para saber si la representación bogotana está al nivel esperado creo que lo primero sería definir o saber si a los ojos de los medios, los críticos, los públicos y todas las demás personas involucradas en esto es un nivel alto. Y ahí sí determinarlo. Si el consenso de toda esas personas es que la música distrital en Bogotá está en un nivel alto, por ejemplo, entonces ahí sí ver si la convocatoria refleja eso. Por mi parte, puedo decir que me gusta que haya arrojado resultados como que la banda ganadora de la convocatoria fue Implosion Brain, una banda que ha trabajado mucho en estos diez años por mejorar su propuesta a todo nivel; que una banda como Ship haya asumido el reto de la convocatoria y haya pasado; que Skampida, que justo está celebrando 20 años de trayectoria también lo haya hecho, y que se hayan clasificado cinco o seis bandas muy jóvenes como Apolo 7, Mad Tree o Lika Nova, que creo, además, pueden seguir creciendo más allá del festival.

Se escucha entre algunos críticos del festival que Rock al Parque está estancado, que se repite en sus conceptos. ¿Cómo describiría el momento actual del evento?

Rock al Parque tiene una forma de ser y una misión. Y no porque alguien se lo inventó ahora. Porque así ha sido siempre y sus lineas incluso de programación quedaron definidas desde hace mucho. Personalmente no creo que esté mal darle continuidad a eso, cuando eso a la final es lo que lo define como festival y define su espíritu y su razón de ser. Decir «se repite en sus conceptos» es como decir que una heladería que ha tenido éxito durante los últimos 25 años se repite en sus conceptos por querer ofrecerle los mismos sabores a sus clientes de siempre. Cada programación, por lo menos desde el año 2000 en adelante, de una u otra forma, algunas más y algunas menos, se ha propuesto meterle algo de innovación, de movimiento, de nuevas dinámicas. No creo que todos quienes han y hemos estado en el festival hayamos trabajado para que se estanque. Todo lo contrario. Pero la naturaleza de Rock al Parque y la forma en que se hace no es la que muchos presumen conocer. El momento actual del festival es el de un plan de trabajo que se viene desarrollando desde el 2014, con un plan de trabajo en mano, y no solo hacia adentro sino hacia afuera, porque quizás de esto no se hable mucho, pero el trabajo que se ha venido haciendo para que el festival se internacionalice ha sido importante y con resultados concretos. Y puedo afirmarlo: Rock al Parque es de los pocos festivales de Colombia, que tiene su propia rueda de negocios, que trae programadores internacionales de otros festivales para que vean y opten por las bandas; que en los últimos años ha logrado que bandas distritales toquen en festivales como el Vive Latino, el Hell & Heaven, el Rock por la vida. Es más, este año Rock x la vida tuvo un escenario dedicado 100% a las bandas de acá y que casi todo el tiempo estuvo lleno de gente. Pueden corroborarlo con las bandas que fueron.

Por último, la gente ya habla de lo que será la edición número 25. ¿Se viene algo grande? 

Ya se está trabajando en la edición de los 25 años, más que nada en ver cómo se lleve a cabo una celebración que refleje la importancia del festival no solo en cuanto a programación artística. En otras palabras, que no dependa 100% en un cartel, es decir, sí hay que trabajar en un cartel de lujo, pero que esto no sea lo único: que pasen muchas cosas, que se sienta a lo largo de todo el año y desde otras disciplinas o formas o tipo de expresiones. Que sea el año de Rock al Parque más que un evento de solo 3 días.