Por José Gandour @gandour
No sé si les pasa a ustedes lo mismo: Me gusta mucho escuchar nuevas producciones de las que, a priori, no espero mayor cosa y, de repente, me absorben, me invitan a escucharlas varias veces y me generan muchas preguntas, cómo tratando de averiguar cómo fueron elaborados, qué elementos lo componen, de qué están hechos. Me hacen creer que, a pesar de todo, en medio de tanta repetición, tanta fórmula masticada y vomitada miles de veces, entre los nuevos artistas existen aún aquellos que se proponen romper esquemas, al menos en detalles, para que, cuando suenen, despierten al oyente porque les ofrecen algo inesperado. Eso me sucede con el segundo álbum la artista argentina Mariana Michi, HIjo de campeones, un disco muy personal, digno material para reconocer lo que hemos vivido en los últimos tiempos, construido con valentía, curiosidad y placer personal. Si nos piden rápidamente una etiqueta, diríamos que este compilado hace parte del electropop de estos días, pero, a su vez, está hecho como si se hubiera perdido el manual de cada instrumento y la experimentación tomara el mando del control, sin perder, eso sí, el sentido de la canción. Además, Michi tiene un sentido precioso de la melodía, su contribución vocal es tierna y a la vez se siente su propia madurez, tiene su propia manera de viajar y de atrapar a la audiencia, que, si no imagino mal, debe sentirse agradecida de semejante compañía. Aquí hay funk, disco, folk, dream pop, pero Hijo de campeones es, especialmente, un delicado e impactante catálogo de tonadas hechas por una música que ha sabido narrar su intimidad y emocionar a quien la pueda escuchar.
Hemos encontrado a Mariana en Buenos Aires, y hemos podido lograr una buena conversación vía whatsapp:
Comencemos con algo básico: ¿A qué suena últimamente Mariana Michi?
A pop suburbano existencial. Un pop suburbano existencial sintético, sintetizado y sintetizante, que presiona el cortocircuito entre lo deseado y lo deseante.
Entre todos los elementos que me sorprenden de tu música, hay uno que me llama en particular la atención: hay una inclusión de sonidos poco habituales en el pop de hoy, que parecen tomados de juguetes posmodernos…
Me gusta lo que te sorprendió. Disfruto mucho de jugar con el audio, muchas veces lo manipulo sin saber a dónde voy a llegar con los procesos que voy ejecutando. Trato de abstraerme de lo que sé y me dejo llevar por la intuición. Ese procedimiento lo pongo en práctica habitualmente para componer.
El resultado genuino y me divierte, se parece a mi inconsciente, a lo que sueño y a lo que me emociona.
Se nota, se siente como un experimento, en el cual, sin perder de vista el concepto de «canción», hay como una intención de decir «miren cómo los voy a sorprender con un sonidito que no esperaban»…
Jaja, esa no es mi intención pero entiendo que pueda parecer. Mi intención con la música que compongo y produzco es procesar emociones y traumas, es disfrutar, es viajar, es comunicarme, salir de mí. Claro está que igual me gusta y divierte que se que sorprendan con mis sonidos pero a la hora de trabajar en eso no suele ser la guía. Este disco en particular fue hacerlo para poder tener a mano la música que quiero escuchar. Como unas ganas de escuchar eso que no estaba encontrando fuera.
¿Cómo trabajaste este nuevo disco?
Con mi compu y sintetizadores, encerrada en mi pieza/laboratorio durante la cuarentena extensa durante el 2020. Compuse y produje al mismo tiempo, tomando como punto de partida consignas autoimpuestas (muy arbitrarias) que me guiaron como si fuera un video juego. Quería que el proceso y el disco fueran parecidos a jugar un video juego de aventura. Hubo un momento en el cual necesité abrir el proceso a colegas queridxs y admiradxs que también grabaron desde sus casas. Sólo fui a dos estudios a grabar o reemplazar algunos audios, pero fueron los menos.
La pandemia, para quienes se dieron cuenta de ello, en medio de su desgracia, nos enseñó a trabajar más en casa, no?
Si, nos enseñó mucha cosas y a la vez creo que no aprendimos nada de ella.
¿Qué crees que nos faltó entender de este período?
¿Decís meternos en este tema? Aún no tengo una conclusión final al respecto. Es una contradicción pendular. De a ratos creo que nos hizo bien y a la vez veo funcionar todo como antes de que la pandemia aconteciera.
Pero igual, sin ánimo de mostrarme optimista (nada más lejos de mi intención), haz logrado un disco muy particular, muy diferente a lo que en general ofrece el pop de hoy…
Gracias. Estoy feliz con el resultado del disco y con la llegada que tuvo. Es distinto, sin embargo por suerte creo que se entendió el chiste y la desgracia jaja. Me gusta hacer y escuchar canciones, no iría por el lado de lo raro porque sí. Se puso raro pero accesible y me gustó jaja.
¿Qué influencias musicales reconoces en este momento?
Air, 8 (Juan Belvis), Grimes, The Knife, Nana Adjoa, Damon Albarn, Beck, Angele, Juana Molina, King Crimson, B52, Junun, Mawaca.
¿Sobre qué cantas en este nuevo disco?
Sobre los vínculos familiares y sobre el deseo.
Vaya temas para tratar en medio de la pandemia…
Jaja si, la cuarentena me dio tiempo para profundizar en esos temas que ya venían hacía años siendo acertijos.
No sé que resultados personales obtuviste, pero hay canciones que la audiencia (o, al menos, yo) agradecen haber escuchado en el momento adecuado…
Resultados personales muchos. Sobre todo me di algunas respuestas y siento que evolucioné en la práctica musical y en la emocional también, por qué no decirlo.
¿Qué planes tienes a corto y mediano plazo?
Tocar el disco con la banda increíble que me acompaña. Hacer un nuevo audiovisual como el que hice durante la cuarentena (La Paz Obligada). Viajar todo lo posible llevando esta música a todas partes.