Por José Gandour @gandour
Otra vez hablamos de música de Cali. Pero, para aquellos que en América Latina no tienen muchas referencias sobre esta urbe colombiana, debemos de dar unos cuantos datos como para ponerlos en contexto.
Cali, ciudad de un poco más de dos millones de habitantes, desde hace ya casi medio siglo ha sido un referente importante de la cultura contemporánea colombiana. Se le etiquetó en algún momento como la capital mundial de la música salsa y de ahí, por otro lado, salieron algunos de los cineastas más relevantes de la historia de este país. Muchos de ustedes simplemente la referenciarán por los negocios del narcotráfico, que hicieron mucho daño a la estabilidad social de la región, pero, igual, es mejor pensar en Cali como espacio de fuerte experimentación cultural, buenas fiestas, y cuna de muchos de los artistas más interesantes de la zona.
En los últimos años, la escena musical ha traído una nueva oleada de bandas de sonido renovador, dispuesta a sacudir los escenarios del mundo. De esa nueva generación de artistas, podemos citar en los primeros lugares a Zalama Crew, cuya sonoridad tropical es de altísima calidad. Ellos, que se presentarán en el Festival Estéreo Picnic a finales de marzo, han ido, poco a poco, conquistando el gusto de los colombianos y, por qué no decirlo, de los paladares especializados del continente. Por ello hemos aprovechado la oportunidad de conversar con Andrés Gaviria, su bajista, acerca de sus recientes labores y sus expectativas:
Comencemos con la típica pregunta: ¿a qué suena Zalama Crew?
A Cali, a multiculturalidad. Parte de la esencia de la banda (Zalama, entre otras cosas, significa familia, tribu y Crew significa parche. Entonces somos como el «parche de parches») es que cada uno de los integrantes viene de un contexto musical distinto: Los MCs vienen del hiphop y el reggae, el DJ del hip hop, el VJ del electro, el batero del reggae estilo California, el bajista del punk, el guitarrista del jazz y el folclor del Pacífico y la flautista del folclor con más influencias andinas. Al final todos nos encontramos en nuestro gusto por el hip hop y por experimentar con ritmos. Digamos que es un buen sancocho con todos los ingredientes en su justa medida. Zalama suena a ciudad, a hip hop, a reggae, a Pacífico, a world music, a jazz, a rock, a electro, A ciudad que procura mantener su herencia cultural.
Hablemos de Cali. ¿Es una ciudad en recuperación o es una ilusión?
Depende del aspecto al que nos estemos refiriendo. En cuanto a ciertos asuntos sociales, de seguridad, de transporte y de planeación, falta mucho por hacer aún. En cuanto a industrias culturales (música, teatro, cine) y producción artística, estamos creciendo mucho. En los últimos años los artistas locales han encontrado nuevas formas de poder hacer visible su trabajo gracias a que distintas entidades han visto que, incluso sin apoyo, la movida artistica de la ciudad tenía bastante dinámica. Ahora hay bastantes estímulos para apoyar giras, producciones discográficas, cinematográficas y demás, que le han inyectado un nuevo dinamismo a los que estamos involucrados en esto. Así que al menos en lo cultural, Cali está bien, en crecimiento. Por supuesto, siempre podría ser mejor, podría hacerse más.
Me da la impresión que si uno hace música en Cali existe la presión de tener resultados sabrosos y, al mismo tiempo, renovar la banda sonora de la fiesta de la ciudad, ¿o no?
Mirá que eso es bien curioso. La banda sonora de la fiesta de la ciudad se renueva muy poco. Una rumba bien caleña tiene unas canciones (de salsa, sobre todo) en su mayoría de los 70s, con unas cuantas de los 60s, 80s y 90s. La música con la que las personas de otras partes nos quieren relacionar, suele ser «sabrosa» y, en el caso de Zalama, por los ritmos que manejamos y la forma en que hacemos nuestra música, suele ser sabrosa, más allá de si esperan o no eso de nosotros (tenemos canciones que no están hechas para fiesta: Inmigrante, Pierdo El Control, Llegó la Melodía, Jota y otras varias). En el caso del panorama caleño, acá se hace rock, bastante, y no tiene la presión de ser sabroso. Basta con ver proyectos como Electric Sasquatch, Los Hotpants, Desnudos En Coma, Mico, El Último Rekurso y otros, que se dedican al rock y a experimentar otros feelings. En todo caso, no es raro encontrarse a algún rockero tirando paso en una rumba, por que acá la salsa uno la escucha desde niño. Hace parte de la identidad.
Hablemos de la reciente discografía de Zalama Crew. ¿Cómo fue el proceso de los últimos álbumes, Destrampe hot plays y La bulla?
Destrampe Hot Plays es interesante, por que es un compilado de canciones y colaboraciones que hemos hecho a lo largo de nuestra carrera. De hecho, Destrampe podría considerarse más un compilado. Nuestro álbum más reciente es La Bulla (2015), un álbum que grabamos en una aventura que decidimos vivir en USA. La grabación se hizo en Miami a lo largo de cuatro meses en los que vivimos todos en una casa mientras componíamos y ensayábamos. También aprovechamos esos meses para tocar ir a SXSW y hacer un par de featurings en el álbum con Elastic Bond y Locos Por Juana. De La Bulla te puedo decir que muestra una faceta distinta de la banda, en la que tratamos otros temas distintos a los de álbumes anteriores y que muestra, de alguna manera, lo que hemos aprendido y madurado a lo largo del camino. En este momento ya nos encontramos en pre-producción de las nuevas canciones de la banda.
¿Qué se viene para Zalama Crew? ¿Cambia en algo el sonido?
Para Zalama vienen más planes para giras, grabaciones, colaboraciones y afianzamiento de nuestro proyecto. El sonido siempre tiene cambios, a cada integrante le gusta experimentar con nuevas técnicas o elementos dentro de su sonido (efectos o instrumentos nuevos) además que cada canción pide un tratamiento distinto. Así que el sonido siempre puede cambiar de canción a canción.
¿Algún artista destacado para invitar en próximos días para participar en sus proyectos?
Estamos preparando un par de featurings con Los Rakas y Crew Peligrosos, artistas que conocemos y admiramos.