Por José Gandour @zonagirante 

Fotos archivo Happy Fi

Una de las escenas alternativas más interesantes de América Latina se encuentra en Monterrey, México. Algunos atribuyen su fuerza a la cercanía con la frontera estadounidense; otros, a la riqueza folclórica de la región regiomontana, a sus escenarios y “toquines” (con mención especial al legendario Café Iguana), o a su espíritu rebelde frente a la capital. Pero hay un elemento menos mencionado y fundamental: el ánimo de sus artistas por trabajar de forma comunal, apoyándose mutuamente para que su ejército de talentos logre proyectarse más allá de los límites urbanos.

Un ejemplo sobresaliente de ese espíritu es Happy Fi, colectivo de artistas creado en 1997 que también cuenta con su división discográfica, Happy Fi Records. Allí han publicado bandas como Niña, D3ndron, Quiero Club, Arizona y otros nombres destacados del indie mexicano durante las últimas tres décadas. Se autodefinen como “un espacio creativo para artistas que buscan libertad sonora y autenticidad”, y basta revisar su catálogo —una colección envidiable para cualquier emprendimiento fuera de las grandes ligas de la industria— para comprobarlo.

En 2024 ocurrió algo curioso: Happy-Fi se transformó en una banda que interpreta los éxitos de su propio catálogo, además de crear material nuevo firmado por sus integrantes: Sol Oosel (Zurdok, Quiero Club), Chajoe (NIÑA, D3ndron), Kiko Blake (División Minúscula), Mickey Flores (She’s a Tease), Lou Zeke (Quiero Club) y Eddie González (Jumbo, Plastilina Mosh). Este superproyecto presenta ahora su segundo EP, Cristales, un conjunto de cinco canciones que, sin exagerar, puede calificarse de imperdible.

Cinco canciones imperdibles que confirman la vigencia del sonido Happy-Fi.

Compuesto por cinco temas que alternan material original con nuevas versiones de clásicos de Happy-Fi Records, el EP logra un equilibrio entre nostalgia y reinvención. A través de capas de psicodelia, electrónica y una poderosa sensibilidad melódica, abre con “Circuitos del Tiempo”, pieza inédita de She’s a Tease de los años 2000. Luego ofrece reinterpretaciones de “Do Your Own” (La Live Band), “Chubaca Tiene Un Secreto” (NIÑA) y “Fiebre de Jack” (She’s a Tease), para cerrar con la instrumental “Gauntlet 89”, una exploración neo-retro de texturas y sonidos experimentales.

Es una obra madura, intensa y exquisita en sus distorsiones y experimentaciones, que logra rescatar clásicos de otros tiempos y presentarlos con una frescura contemporánea. Además, propone un recorrido bien diseñado: comienza de forma acústica, haciendo creer al oyente desprevenido que se trata de un disco tranquilo e inocente… pero pronto se transforma en un vendaval de distorsión y psicodelia. Bajo la producción de Rodrigo Guardiola (Zoé), estas grabaciones destacan por el uso preciso de la reverberación y el esmero en la edición.

¿El mejor momento? “Fiebre de Jack”, sin duda. Una pieza redonda, con guitarras eléctricas imponentes y una melodía contagiosa que evoca lo mejor del rock y funk californiano de los setenta, reinterpretado con la sensibilidad actual.

En resumen, 24 minutos de indie precioso y plenamente vigente. Todo esto merece celebrarse, a alto volumen, en su estéreo más cercano.

 

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