Por José Gandour @zonagirante
A fuerza de ser insistentes en nuestra proclama —repetida hasta el cansancio en estas páginas— no nos cansamos de decirlo: las novedades, las sorpresas y los impulsos de vanguardia en la música latinoamericana actual deben buscarse, primordialmente, en los territorios femeninos que habitan la escena independiente del continente. Y el enésimo ejemplo feliz de dicha prédica es la chilena Amaia de Arteagabeitía, mejor conocida en el ambiente artístico como Hiru, quien acaba de lanzar un brillante álbum titulado La Esencia.
¿Qué sorprende de esta santiaguina, qué llama la atención de inmediato? Nacida en 1997, Arteagabeitía proviene de épocas relacionadas con el folclor del Cono Sur, como integrante del recordado Dúo Pajarito. Ya como solista, adopta el nombre artístico Hiru, que significa «tres» en euskera y también «día» en japonés. En esta nueva etapa, su propuesta abraza sonoridades contemporáneas, con una estética propia que fusiona lírica y prosa marcadas por la rima del hip-hop, producción influenciada por la música urbana, y matices armónicos que remiten al jazz, confluyendo en un discurso que dialoga naturalmente con el R&B y el pop.
El resultado es un álbum de ocho canciones que, sin estridencias ni alharacas, renueva el concepto de sensualidad, combinando texturas clásicas con una experimentación sonora de sello moderno.
Lo que escuchamos aquí es más música de auditorio que de recorrido callejero. Eso sí, aunque construido con estructuras sofisticadas y sin abandonar nunca la elegancia, lo de Hiru no debe etiquetarse como “rap para las élites” ni nada parecido. Al contrario, esta es una producción cuidada que aspira a llegar a públicos diversos, incluso a quienes no se vinculan estrechamente con el hip hop de siempre. Letras urbanas, sí, pero enmarcadas en un contexto que puede ser entendido desde distintos rincones de cualquier ciudad latinoamericana.
Y no olvidemos de dónde viene Arteagabeitía ni todo lo que ha incluido en su licuadora sonora. Además del atractivo flow —que nos recuerda por momentos la dicción de su compatriota Ana Tijoux—, sus canciones presentan arreglos vocales e instrumentales más complejos, más cosmopolitas. Un gran ejemplo de ello es Bestias, hecha en colaboración con Alma Kerouani y Emilia, una pieza que entrelaza el español y el francés y que, tal como se percibe, puede habitar distintos paisajes sonoros sin perder su identidad.
La Esencia es un disco para atardeceres y regresos a casa; espléndidamente femenino, conmovedoramente actual. Ahora podemos decir, sin dudarlo, que Hiru ya forma parte de esa vanguardia que tanto buscamos y celebramos en este rincón del planeta. ¡Bienvenida!