Por José Gandour @zonagirante 

Fotos archivo Juán Campodónico

El arte de conmover sin ruido

Lo primero: el artísta uruguayo Juan Campodónico sabe hacer material musical conmovedor. Este montevideano, miembro, creador y fundador de proyectos musicales tan destacados en América Latina como Bajofondo, Campo y Peyote Asesino, ha lanzado un álbum con el irónico nombre de Todo esto tampoco soy yo y, a lo largo de sus once tonadas, ha expresado, a mi modo de ver, una casi perfecta descripción de una sensación que respeto y envidio: la ternura.

Ternura y eclecticismo en su punto justo

Campodónico, un hombre aparentemente sencillo, con edad de presumir cierta madurez, y con una sensibilidad e inteligencia que pocos artistas exhiben en tiempos contemporáneos de forma tan efectiva, ha sabido construir una placa discográfica tremendamente ecléctica, alimentada por un boticario sonoro que trae elementos del hip hop, el folclor del Cono Sur, pizcas de rock y otras pimientas, unidos por favorables elementos electrónicos. Son once grabaciones, con duración menor a los 40 minutos, que no se permiten caer en ningún cliché de ninguno de los géneros a los que acude y, más bien, a partir del riesgo de su mezcla, logran su propio lenguaje, su propio mensaje. Todo esto tampoco soy yo refleja (adivino yo) una tranquilidad de producción que da tiempo a descubrir y recrear sensaciones que otros, que se confunden con la fama, no se atreven a asumir.

Canciones que curan el corazón

Voy a sonar exagerado, como resultado del entusiasmo que me causa este álbum, pero me atrevo a pensar que Campodónico pensó más en construir canciones que se vayan tragando poco a poco los corazones de la audiencia, más que en la búsqueda del efímero hit. Y, ojo, estoy hablando de tonadas que, en un mundo musical más justo y menos corrupto, podrían sonar en cualquier medio del planeta y obtener masivamente oyentes, si hubiera la oportunidad de oírlas. Milo, corte inicial hecha con Eli Almic, Frik, con la colaboración de Josean Log y, especialmente, La Distancia, interpretada al lado de su compatriota Zeballos, son genialidades innegables, que, por su corazón expuesto, pueden ser entendidas y adoptadas por cualquiera que escuche con cuidado.

Un mago que aparece cuando más lo necesitamos

Sin entrar en demasiados detalles —ya que es mejor tomar los audífonos y confirmar lo que digo (o lo que ustedes libremente sospechan)—, los invito a escuchar Todo esto tampoco soy yo asumiendo una alegría necesaria en la audición. Está claro que Juan Campodónico es un mago que a veces se nos pierde en el panorama, pero cuando se hace escuchar, nos sabe envolver con sensibles genialidades.

 

 

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