Por José Gandour @zonagirante
Ultimamente la buena música viene en paquetes pequeños, muchos apenas duran veinte minutos. Es como si a la audiencia se le dijera al oído, con el susurro más fino «si quieres más, tienes que esperar unos meses, pero no desesperes, repite mientras tanto este corto mensaje lleno de melodías que te acompañarán durante este rato». Si, cada uno con lo suyo, pero a mi me agradan estos compilados que van directo a la yugular, donde apenas te tiran 4 canciones y algo más. ¿Se han dado cuenta que los EPs son ejercicios de los artistas para compartir intimidad? Una tonada es apenas un anticipo o un respirro en medio del silencio, y un disco de larga duración es muchas veces una explicación de variados argumentos que, en muchos casos, queremos adelantar para escuchar lo esencial. Si uno ve lo que ha publicado la banda uruguaya Mientras crujen los durmientes, se dará cuenta que lo suyo es asi: varios sencillos promocionales y dos EPs, su trabajo autotitulado, presentado en 2023, y Nadie sabe bien donde empieza Sagayo, hecho hace un año. Apenas 10 canciones en todo este tiempo. Y ahora, de forma muy entrañable, metidos en una habitación, pero con una producción impecable, nos dejan ver una sesión en vivo a la que han llamado adecuadamente Discutiendo conmigo.
Apuesto (y no es un ejercicio presumido ni cruel con la banda) que la gran mayoría de ustedes no los conocía. Nosotros escribimos sobre ellos apenas lanzaron su primer trabajo y luego los perdimos de vista. Quizás lo suyo no esté muy ligado con la promoción intensa y el bombardeo incansable en las redes sociales, bucando oyentes por doquier. Pero lo que tengo muy claro es que ellos hacen muy buena música, canciones redondas y, como decíamos en la nota anterior, una preciosa expresión de nostalgia lo-fi. Alguna gente dice que Montevideo se respira un aire de bella tristeza, de esa que se acumula en el corazón sin hacer daño, más bien para vivir con una pesadumbre necesaria que en otras partes pocos podrían soportar. Si creemos en esos dichos, Mientras crujen… es una agrupación que tiene un sentido contemporáneo de dicha sensación. Una prueba de ellos es una tonada como Ella, que puede añadirse a cualquier banda sonora personal donde la melancolía sana hace parte de la resistencia diaria frente al horror de estas jornadas.
El video, cómo no, apenas dura mil doscientos noventa y siete segundos, y no tiene planos espectaculares ni efectos visuales. Es una sesión en vivo asumida de manera profesional, con los recursos estrictamente imperiosos, pero el tiempo que pasa trae magia, buen indie pop que nos emociona compartir con ustedes. Ojalá sean muchos los que, a partir de ahora, puedan celebrar lo que hacen personajes tan sobrios, con resultados tan exquisitos.