Por José Gandour @zonagirante
Florencia Franceschetti, mejor conocida como Flor Frances, es una periodista y locutora argentina con más de 15 años de experiencia en la escena musical. Radicada en Miami, ha colaborado con medios como Miami New Times, Bandcamp Daily, Miami Herald y Artburst, siempre con el foco puesto en la música y el arte alternativo.
Además de su trabajo como periodista, Flor es la mente detrás de Too Much Love Magazine y Raygun Agency, proyectos que buscan amplificar la voz de artistas independientes. Su compromiso con la escena le valió el Cultural Leader Award 2024, otorgado por el Museo de Arte Contemporáneo de Doral.
Ahora, da un paso más con The Making Of, un podcast que nos lleva tras bambalinas de algunos de los discos más influyentes de las últimas décadas. Con episodios de 15 minutos, el programa es una cápsula perfecta de historia musical, disponible en todas las plataformas de streaming. Y para los que quieran vivir la experiencia en vivo, The Making Of también tendrá entrevistas presenciales en Technique Records, una de las disquerías independientes más icónicas de Miami.
Al respecto de su carrera y sus proyectos, aquí va nuestra entrevista:
¿Cómo se ve la música desde Miami?
Bueno, hay muchas cosas pasando. Desde aquí en Miami, hay mucho que mucha gente no sabe. Además de todo lo estándar, como la presencia de los grandes sellos discográficos y sus divisiones latinas (Sony, Warner y otros grandes sellos), hay una escena local súper interesante. Hay mucho metal, mucho post-punk y, por supuesto, mucha música electrónica. Lo que siempre me ha gustado ver en Miami es esa diversidad cultural, que te permite tener un acercamiento a un montón de estilos distintos con influencias caribeñas, de hip-hop, de rock, de todo básicamente.
¿Existe una fusión contemporánea entre todos estos estilos o cada uno funciona por su lado?
Cada vez veo más colaboración y fusión, sobre todo en las bandas más nuevas y en los músicos jóvenes. En muchas canciones puedes notar que tienen una base de reggaetón, pero a la vez incluyen influencias de post-punk o hardcore. En las nuevas generaciones se ve mucha fluidez entre géneros.
¿Y el público en general acepta esa fusión?
Los públicos más jóvenes sí. La gente un poco más grande es más purista, pero veo que cada vez hay más apertura. También en el hip-hop veo muchas influencias de rock, no solo en lo musical, sino también en lo estético.
¿Y cómo se ve realmente desde Miami lo que se hace en América Latina?
Hay mucho interés. Hace poco estuve en Premios Lo Nuestro como publicista con cinco artistas, y ahí se puede ver la riqueza de la música que viene de América Latina. Hay una gran demanda, especialmente porque hay muchas generaciones de inmigrantes que crecieron con música latinoamericana o con sus influencias.
Hay un fenómeno reciente en la música latina hecha en EE.UU. Durante años, los músicos que tocaban aquí para públicos latinos se quejaban de que estaban atrapados en márgenes tradicionales. Pero en los últimos años eso ha cambiado y ahora hay propuestas mucho más actuales. ¿Estamos de acuerdo?
Sí, creo que hay dos factores clave en esto. Primero, los músicos que crecieron en Latinoamérica y buscan combinar sus sonidos autóctonos con elementos contemporáneos. Un buen ejemplo es Rubio, de Chile, que mezcla influencias andinas con electrónica y sonidos de vanguardia. Luego están los productores, que muchas veces añaden capas de sonido más contemporáneas o con un enfoque más pop, especialmente en los grandes sellos. Creo que la gente se cansó de escuchar lo mismo y ahora hay más apreciación por los músicos que integran sus raíces en su música.
¿Qué tan abierto está el público no latino a estas nuevas tendencias latinoamericanas?
Depende del público. Hay escenas, como la de Burning Man, con mucha gente abierta a sonidos distintos. De hecho, conozco estadounidenses muy interesados en música latinoamericana. Un ejemplo es Rubio: hace un par de años trabajé como publicista en la promoción de su disco Mango Negro y lo envié a un organizador de festivales en Miami. Le encantó y la terminó invitando a tocar. Así que cada vez hay más recepción.
¿Cómo es tu trabajo como publicista? ¿En qué momento marcas la frontera entre periodista y publicista?
Es un poco como jugar al abogado del diablo. Para ser buen publicista, creo que necesitas una base fuerte de periodismo, porque al final cuentas historias. Cuando escribo comunicados, los estructuro como si fueran artículos. Sin embargo, nunca mezclo ambos roles. Si escribo para un medio, no escribo sobre mis clientes.
Ahora hablemos de tu podcast. ¿Por qué decidiste abordar este tema?
Como periodista, la mayor parte de mi trabajo ha sido escrito. Sin embargo, tenía muchas grabaciones de entrevistas y amigos que me pedían escuchar los audios. Entonces pensé en buscar un hilo conductor para convertir esas conversaciones en un podcast. La primera temporada la enfoqué en el post-punk porque es lo que más me gusta cubrir y lo que me resultaba más fácil para empezar. Muchos artistas han hablado hasta el hartazgo sobre sus discos cuando salieron, pero ahora, décadas después, pueden reflexionar sobre ellos con otra perspectiva.
Es totalmente adecuada la idea en un momento en el que, gracias a las plataformas digitales y las reediciones en vinilo, hay un redescubrimiento de la música del pasado.
Sí, hay un sentido de nostalgia.
Pero más que nostalgia, es casi nostalgia ficción. Un joven de veinte años que nunca escuchó un disco de hace 40 años tiene ahora la oportunidad de hacerlo sin gastar dinero y entender de dónde vienen sus referentes más inmediatos.
Exacto, la accesibilidad a más discos genera curiosidad en los nuevos oyentes.
¿Qué momentos te emocionaron al editar tus episodios?
Hay muchos. Uno de mis favoritos es la conversación con Robbie Grey de Modern English. Me contó sobre su vida en Inglaterra cuando grabaron su primer disco: no tenían dinero, ocupaban casas y robaban micrófonos de clubes para poder hacer música. Hoy sus canciones suenan en comerciales, pero conocer su realidad de aquellos días fue increíble.
¿A quién te hubiera gustado entrevistar y no lograste?
Mi sueño era hablar con Patti Smith, y lo logré. Pero aún no sé si podré usar el audio en el podcast porque fue para una nota escrita. Ojalá pueda incluirlo en la segunda temporada. También me encantaría entrevistar a Martin Gore de Depeche Mode.
Para finalizar, ¿cómo ves la música hoy y cómo crees que será en el futuro?
Es complicado. Hablando con gente de sellos discográficos, hay una preocupación sobre cómo encontrar audiencia en un mundo con tantos artistas y sin barreras de género tan definidas. Creo que la identidad cultural de los artistas será clave en su estrategia de promoción. Bad Bunny, por ejemplo, no solo tiene éxito por su música, sino por los valores que representa.