Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante

Amigos, volvemos a dificil juego de seleccionar los mejores discos de este año en América Latina. Es una actividad injusta, con todas las posibilidades de caer en errores que muchos radicales no perdonarán. La verdad es esta: Escogimos ocho albumes (ya no cinco, como antes) que nos causaron tal asombro que nos hicieron escucharlos en repetidas ocasiones, que completaron buena parte de nuestros vacíos emocionales, y nos hicieron cantar sin parar. Son 8 trabajos muy distintos entre sí (y eso nos alegra un montón) que de alguna manera ilustran por dónde está la buena música del continente. Vienen de distintos rincones y  los unifica el espíritu adecuado para romper las reglas de algún modo. Cada uno responde a preguntas que rondan por ahi. Unos aclaran el interrogante de si el rock todavía vive o no. Otros permiten hallar respuesta al desborde tonto y dictador del reggeaton barato y misógino. Hay uno que abre, junto con otras joyas que no vamos a nombrar en esta lista, pero que tenemos en la memoria, nuevas rutas para la evolución del hip hop de estos tiempos. En fín, son ocho grandes producciones que nos confirman que de este lado del planeta se hace buena parte la mejor música del momento y que nos confirma que estamos viviendo buenos momentos artísticos que hay que enaltecer y escuchar con confianza. Aquí nuestra lista de los mejores trabajos del año:

El mató a un policía motorizadoLa síntesis O’Konor : Comenzamos por el lado más obvio. Está claro para buena parte de la prensa especializada de América Latina que éste fue uno de los mejores álbumes de 2017.  Es un disco sensible, donde se respira un estado de nostalgia íntima permanente, lleno de textos sólidos y construcciones sonoras emocionantes. La voz de Santiago Motorizado está a punto de quebrarse cada vez que sube la nota, pero roza el límite y no se rompe y más bien nos atrapa y nos cobija con esa pizca de tristeza que seduce de manera honesta, cercana, hermosa. ¿Quieren hablarle a cualquiera de la música que verdaderamente merece el sello de independiente, por su ánimo rebelde y su resultado inteligente? Aquí lo tienen.  Si este no es el mejor disco del año en América Latina, pega en el palo.

Mejores momentos: El tesoro, La noche eterna, Alguien que lo merece.

Ibeyi Ash: Era un disco dificil para estas gemelas cubanas. Se trataba de comprobar que lo suyo no era un fenómeno pasajero, que después de su primer trabajo, y más de una canción tan impactante como River, podían seguir asombrando a la audiencia y sostener la expectativa. Este nuevo trabajo tiene una sensación llamativa que combina aires de gospel del sur de Estados Unidos, exquisitos experimentos de percusión caribeña, voces que parecen nacer en el soul y una buena revisión de los pobres propósitos del reggeaton vigente, donde toman su esencia y le dan vuelta para que resulte, en lugar de una babosada para repetir en las peores radios, una obra maestra que se puede celebrar en el mundo entero.

Mejores momentos: No man is big enough for my arms, Me voy, Ash.

Elkin Robinson Sun a shine: Este hombre vive en un paraíso. Su casa, en la Isla de Providencia, en pleno mar Caribe, lejos de la violencia cotidiana de la Colombia continental, es el espacio perfecto para hacer música para cantarle al sol, a la arena, a la tranquilidad. Cualquiera, en plan quisquilloso, podría decir que tanta calma, tanta parsimonia, podría generar tonadas limitadas y poco atractivas. Afortunadamente eso no sucedió. Robinson, bajo la producción de Richard Blair (Sidestepper), hizo canciones para festejar la vida, que además evitan la payasada turística de otros, asumiendo la responsabilidad de hacer música para el mundo entero y contrarrestar la miseria que se ve en otros lados. Esto es el Caribe con el sonido más alentador.

Mejores momentos: Sun a shine, Revolution Time, Bring ma people back.

Fito Páez La ciudad liberada: Páez necesitaba sacudirse su condición de super estrella del rock argentino, salir de su espacio de cómodo éxito, donde cada disco que publicaba, fuera bueno, regular o mediocre, se celebraba de inmediato por los bufones de la corte y los comunicadores perezosos, sin siquiera trascender a la altura de su olimpo artístico. Aquí ha comprendido que las circunstancias sociales y políticas de su país necesitaban un cronista adecuado de dicho tiempo y espacio. Ya era hora que el talento del rosarino volviera a estallar, con suficiente amor y rabia en su contenido como para lograr textos que se asumen como banderas e insultos que se abordan como consignas. Páez se compromete y confirma enemigos en el proceso, pero su talento logra momentos mágicos en medio de su enfrentamiento con los que creen que es tiempo para aceptar y quedarse callados. Lo suyo hay que celebrarlo.

Mejores momentos: Navidad Negra, Islamabad, Tu vida Mi vida.

Tsh SudacaEquilátero: El hip hop colombiano está abriéndose a su mejor momento. Sus mejores representantes están logrando romper con esa torpe ansia de mostrarse como banda sonora de pandilla callejera y está entrando en el desarrollo de buenos textos, acompañado de esfuerzos sonoros brillantes. Un buen ejemplo de ello es el proyecto bogotano Tsh Sudaca, que presenta su segundo álbum donde sobresale el buen quehacer de su creador en sus rimas y la fina realización instrumental que la rodea. Son 38 minutos de intensidad intelectual y de buen gusto musical, donde se marcan sobresalientes referencias jazzisticas y argumentos evolucionados del género, sin caer en clichés desgastados y peligrosos.

Mejores momentos: Slow life, Río, Say What.

Mista Savona Havana meets Kingston: Si, Mista Savona es un  dj australiano, oportunista como pocos, que un día (contando la historia mal y rápido) se dio cuenta que había mucho que hacer en materia musical en el Caribe. Que había dos grandes monstruos, Cuba y Jamaica, que se podían juntar para reinventar el sonido caribeño vigente. Savona se dio cuenta que la licuadora de ritmos y sabores auditivos podía generar nuevas excusas para hacer bailar al mundo entero. Tres años de investigación, de experimentación, de juntar grandes talentos de ambas islas para que se metan a un estudio y reinventen los clásicos propios, y los saquen de su paquete tradicional, logrando joyas más intensas para deleite de todos. Estamos frente a un fenómeno similar a Buena Vista Social Club, pero con ánimo frentero y revolucionario.

Mejores momentos: Carnival, Carnival Horns, La Sitiera.

Portugal Los Antiguos Astronautas: Este es un grupo que logra apasionar a sus seguidores y alternar a sus enemigos. Lo ha hecho durante los últimos años, logrando frente a sus oyentes lo que pocos consiguen: nunca pasar desapercibidos. Este álbum, el tercero en su discografía, hace esfuerzo en no esquivar las posibles conmociones a las que conducen cada uno de sus temas, a través de las sensibles interpretaciones instrumentales y la cautivante voz de Mariano Hernández. Algunos especialistas rechazan lo hecho por estos chilenos porque lo sienten demasiado emocional. Nosotros lo aplaudimos porque logran temas redondos excitantes, que siendo enmarcados dentro del pop, se toman su riesgo para estremecer al espectador sin miedo.

Mejores momentos: Carnaval, Gigante, Los dolores conocidos.

ÍFÉIIII+IIII: Otura Mun, puertoriqueño, productor de Mima, Cultura Profética y Calma Carmona, ha decidido contestar al fenómeno de la electrónica caribeña con la intensa espiritualidad que le permite su experiencia como  sacerdote del Ifá o babalawo, en la religión Yoruba. En ÍFÉ se siente el toque de las máquinas al lado de un aire necesario lleno de soul, rumba boricua, dancehall y tradición santera, logrando como resultado algunos de los instantes más honorables de la experimentación vividos este año de este lado del mundo. Aún no ha tenido la suerte de volverse un fenómeno masivo, pero eso este es un álbum que deliciosamente rompe esquemas y que merece ser atendido por los que buscan verdaderamente música diferente y sorprendente.

Mejores momentos: Bangah, Umbo,  Higher love.

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