Por José Gandour @zonagirante

Comienzo de artículo. Debo advertirle a los lectores que, como habrán notado en notas anteriores, en los últimos meses me he visto desbordado con la cantidad de mujeres talentosas de la escena musical del continente que me dejan con la boca abierta. Además, debo decirle a todos ellos que he llegado a una conclusión: Lo que más me sorprende es la posibilidad que cada una de estas artistas que he reseñado, hablando maravillas de su material discográfico, de romper esquemas, de huir de obvias etiquetas, de inventar su sonido, a partir de una cantidad de texturas auditivas que las alimentado a lo largo de su vida y su carrera. Y aquí viene una frase indispensable para entender un poco que de qué estoy hablando: Todos somos hijos e hijas de la música que nos ha rodeado, de la riqueza o escasez que nos ha rodeado a la hora de escuchar todo lo que nos rodea, lo que nos dicen nuestros padres, lo que nos muestran nuestros amigos, lo que descubrimos por cuenta propia, cuando la curiosidad (oh divina cualidad humana!) nos alienta a escarbar sin cansancio por la sorpresa y el placer. 

La música no tiene que repetirse. No debemos enaltecer lo que dicen algunos personajes, cuyo altar crítico los ha contaminado de pereza, y los hace balbucear que ya todo está inventado. Eso, además de pesimismo, es una profunda estupidez por la que reciben generosos sueldos en sus emisoras. Vemos este excelente ejemplo: Angélica García. Nacida en Los Ángeles y residente en Richmond, Virginia, nos presenta un EP de cinco canciones, llamado Gemini, adelanto de lo que será su álbum Gemelo, que saldrá en un par de semanas. ¿A qué suena García? A todo, a lo que quieran, a la redefinición de la música latina. Suena al producto de una licuadora inteligente y sensible que nos regresa a sus origenes familiares procedentes de El Salvador y México. Suena a las más recientes máquinas y las nuevas apps que recrean un nuevo Hoy, fuera de los clichés que se destrozan cuando vemos en medio de sus canciones elementos caribeños, rockeros, jazzisticos, corales, electrónicos… Perdemos el tiempo si desde el comienzo queremos identificar que es lo que sale de los parlantes. Y más cuando tenemos de frente su voz. Su Voz. Su trabajo vocal es un ejercicio impresionante de variaciones de tonos y personalidades , de estados mentales y ambientales que abruman. Ojo, lo suyo no es un trabajo pomposo, no es alharaca presumida, ni mucho menos. Es una voz exquisita que sabe cómo manipular al oyente, incluyéndolo con palabras en su aire, en su historia. 

¿Se puede bailar? Y si, puede pararse de su asiento y poner a todo volumen Y grito, y sentirá cada hueso saltar. ¿Se puede cantar? Escuche la cancina grabación de Juanita, y quizás llegue a la conclusión que es una balada desgarradora digna de estos tiempos. ¿Quiere adoptar una exclamación de combate? Aprenda la letra de El que, y brame sin temor que lo se origina en su garganta:

El que conduce, persigue
Use, y grite
Inventa, lamenta
Repite
CONFUNDE
Lloraba, deliraba
Antes pasaba
Ya veo peligro
Es el que confunde

Mientras logramos hablar con Angélica García, que nos ha prometido una entrevista, quizás cuando termine su actual gira por Europa, les dejamos este compilado de tonadas que rompen el molde de lo que se suele referenciar como «latino». En la escena musical latinx norteamericana del momento, al contrario de lo que sucedía hace un par de décadas, ocurre algo muy interesante y renovador que no nos podemos perder. Para la muestra, un botón.

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