Por José Gandour @zonagirante

Todavía tenemos escarchas y cicatrices post pandémicas. Y mientras unos hallan su refugio en el grito y la desesperación, otros, adoptando, para nosotros, una solución más amigable, han decidido encontrar en la música su medicina. Cantar y bailar en ningún momento es negar la realidad, más bien todo lo contrario: Se trata de calmar los demonios internos, de sacudir los miedos y domesticarlos, de curar el cuerpo con el sudor y la euforia. Más o menos de eso se trata El Nido, tercer disco de Montoya, productor colombiano residente en Treviso, Italia, quien en sus grabaciones incorpora vibrantes sonidos caribeños y del Pacífico en su inmensidad,  a las tendencias más actuales de la electrónica mundial. Su nueva publicación, en palabras propias del artista, su álbum se trata de «“volver a ser vírgenes del destino, enfrentándonos a ese mundo fatalista y creando ese anhelo de tranquilidad».

El Nido, editado por el sello discográfico ZZK Records, se llama así, no solo por la referencia que hace al hogar, a la casa donde encontramos el cuidado necesario, sino también porque en un municipio filipino de la isla de Palawan del mismo nombre se dio la última experiencia en vivo de Montoya antes de la pandemia. En ese pueblo calificado como paradisiaco, arranca el deseo de recrear musicalmente atmósferas alentadoras, construidas para combatir el caos de época. No nos confundamos: Estas no son tonadas de temporada de vacaciones, esto es arte marítimo que puede sonar en cualquier playa inventada en nuestras mentes y en cualquier oleaje de sanación al que podemos acudir, no importando que tan rodeado de cemento estemos.

Esta placa cuenta con distinguidas invitadas, como las colombianas Nidia Góngora, Pedrina y Montañera, la mexicana Pahua, la peruana Lara Nuh y la franco venezolana La Chica, quien, a nuestro parecer, protagoniza el momento más destacado del disco, Palosanto, una grabación intensa de cinco minutos y 18 segundos, que podemos describir como un instante house que parece haber sido compuesto en un viaje entre las costas del sudeste asiático y las selvas del Chocó.

En fin, El Nido es una producción agradable que seguramente se promocionará intensamente en los festivales veraniegos europeos y que, afortunadamente, también llega, a través de Bandcamp y otras plataformas digitales,  a este lado del planeta.