Por José Gandour @zonagirante
Hace un tiempo hablaba con un empresario musical peruano que había ido a ver a la artista local La Zorra Zapata a un local de música alternativa del barrio de Barranco en Lima. Fue a la presentación cargado de curiosidad (y también de prevención) por que había leído un artículo mío sobre ella en Zonagirante. Él, que trabaja habitualmente con artistas muy pop, muy ceñidos a la fórmula cormercial (si es que eso todavía existe), entró al local y vio que había poca gente y pensó que ahí no había una estrella por descubrir. Se quedó a escucharla un rato y pensó que ahí no escucharía los éxitos que fue a buscar, los que revienten en las radios top 40. No sé si creyó que iba a encontrar a la próxima Taylor Swift o, al menos, a la nueva Thalia. Al día siguiente, al conversar sobre su decepcionante experiencia, me dijo que ahí no había nada, que no iba a pasar nada con ella. En fin…
Ya instalada en la ciudad de México, buscando nuevos públicos y, definitivamente, más amplias posibilidades de ser atendida, La Zorra Zapata presenta su nuevo disco, llamado Quema o ilumina. Se la ha jugado todo, y ha decidido que lo suyo es la música, y está recibiendo la atención deseada. Obviamente sus canciones no entran en el circuito de las emisoras comerciales, esas que repiten diabólicamente cantaletas de medio pelo, reclamos telenovelescos o balbuceos reggetoneros de baja calidad. Lo suyo, para ese tipo de espacios, es demasiado experimental, raro, hecho para gente complicada, muy diferente a la que está prendida a las frecuencias de sus empresas. Por suerte, y cada vez más, hay públicos diferentes, que buscan retos auditivos, música más interesante, tonadas que enamoran por su diferencia, artistas que ofrecen explorar otro tipo de mundos.
¿A qué suena el nuevo disco de La Zorra Zapata? A intimidad finamente elaborada, con base en sonidos no convencionales. No, no se confundan: no es música extraña, como cuando algunos exponentes que coquetean con lo avant garde y demás laboratorios de la rareza lanzan sus grabaciones incomprensibles. Es pop en su formato más atrevido, más intruso, más personal. Ella parte de una base estructural convencional y a partir de ahí la indagación comienza a medir los límites que puede soportar para imprimir sellos personales, casi siempre disruptivos. Juega con texturas inesperadas, tanto análogas como electrónicas, las voces se llenan de reverberaciones inesperadas, se contaminan las percusiones y las estrofas se cortan en los instantes habituales. Pero sigue existiendo una sustancia Pop, es decir, logra cerrar las historias, consigue contener sin duda la atención del oyente y más bien lo mantiene alerta ante las resonantes sorpresas que de cuando en cuando arriban a los oídos.
¿Cuales son los mejores momentos de Quema o Ilumina? Comencemos con la canción que da título a toda la placa discográfica: Si solo usara una guitarra podría sonar parecida a una preciosa balada country, pero se alimenta de otras urdimbres instrumentales y llena de reflejos la voz, la oscurece adecuadamente para convertirse en una grabación íntima, entrañable. Luego, en el siguiente track, quien escucha lo que suena puede acudir al recuerdo de ambientes donde ha ejecutado sus bailes personales, aquellos que cada uno de nosotros ha podido vivir en espacios privados, sin vergüenza, frente al espejo. El tema se llama El Invento, y su secreto está en la insistencia de sus percusiones y los largos vocablos que rebotan a lo largo de la canción. Hermanas, corte que debe ser el próximo sencillo promocional del álbum, sabe combinar las exhaltaciones y los descansos con el paso inmediato de los segundos, a punta de subidas de tono y cambios de texturas atmosféricas.
Quema o Ilumina, tercer larga duración en la carrera de esta artista peruana, es la confirmación de un camino hacia la madurez musical, hacia la consolidación del ruido adecuado para la cataratas de sentimientos que quiere expresar Zapata. ¿Es material para las masas? Seguro que un ejecutivo conservador de una disquera multinacional se asustaría con este producción, pero otro comprendería que los tiempos que vivimos son mucho más amplios que antes, y que buena parte de la audiencia busca vivir retos, romper la rutina y escuchar música menos convencional, más valiente. Por el momento, La Zorra ya tiene confirmadas varias fechas por los distintos países del continente, y seguramente habrá un público que celebre su propuesta como es debido.