Por José Gandour @gandour

La música electrónica de los últimos tiempos en Ecuador destaca en el resto del mundo por su identidad sonora y por ese aire diferente que logra en sus mezclas, donde existe la posibilidad de fiesta, pero, a la vez, donde el jolgorio lucir un traje de aroma montañero, de aire puro de cordillera, una capa de paz integrada a la naturaleza que contiene esa pausa, esa muestra de ralentización en medio del desenfreno. La imagen que viene a la mente cuando suenan algunos pasajes de la música de Renata Nieto, responsable absoluta del proyecto LaTorre, es como la de una postal en el páramo, donde algunos deciden celebrar con intenso movimiento la compañía de los páramos y otros prefieren acostarse a su lado, mirando al cielo, cobijándose con la calma de la altura.

La música de Nieto, en su propuesta como solista, ha comenzado a rotar hace un par de años, donde temas como Temporal, Alma mía y, especialmente, Ser eternos tuvieron fuerte repercusión, logrando la atención en círculos especializados a lado y lado del océano Atlántico. En medio de la pandemia, Nieto, con la colaboración del sello español Raso Estudio, y la editorial Warner Chappell, ha compilado la mayoría de sus sencillos y ha invitado a destacados artistas ecuatorianos, mexicanos e ibéricos (Miel, Quiero Club, Baiuca, entre otros), para que reinterpreten a su manera cada uno de estos temas, y logren en conjunto un álbum de nueve cortes llamado, muy adecuadamente, Reencarnaciones. 

Este disco, organizado de manera poco habitual, a comparación de otros que incluyen colaboraciones externas, abre con el remix que hace Xuzu de su tema Ser eternos y, desde el inicio, se escucha todo el compilado integrado. Simula un viaje en tren que quizás pasa a veces por las mismas paradas, pero trae en su paisaje variaciones que le permiten al espectador disfrutar nuevas versiones de viejas historias. Todo fluye agradablemente, sin que se rompa el tono general de particular parsimonia en medio de la fiesta. Lo que hace Latorre, si le buscamos una etiqueta que reúna todo lo que sus propias canciones originan, es trip hop hecho a la altura de los Andes, es melancolía nocturna en medio de la ovación. 

Reencarnaciones demuestra eficientemente el espíritu experimental que vive la  vanguardia de este lado del mundo, exposición cultural que no requiere de grandes delirios para fascinar al público pendiente. LaTorre es un ejemplo fehaciente del buen momento musical de nuestro continente.