Por José Gandour @zonagirante

La agrupación colombiana Balthvs advierte en la biografía incluida en su página oficial que «toda la música es psicodélica». Y lo explica así: «La música genera trance e induce a una plétora de emociones: La suma de Armonía, Melodía y Ritmo crean un estado de ánimo, definitivamente juntos cambian las vibraciones. Rara vez esta suma divide a los hombres unos de otros, más que nada los une». Bajo esa filosofía, creemos, el trío residente en la ciudad de Bogotá lanza su nuevo EP titulado Ojos verdes, un paquete de cuatro canciones que han ido sido presentadas anteriormente como sencillos y que han acrecentado el interés que por ellos tiene su fanaticada internacional. 

Ojos verdes es un disco tranquilo, hasta podríamos decir (ojalá esto no ofenda a nadie) que suena adulto. Tiene cierto espíritu jazzístico, notándose esta cualidad especialmente en el trabajo guitarrístico de Balthazar Aguirre, con un virtuosismo llamativo que busca raíces en viejas costumbres españolas y del Medio Oriente. Las voces, que en la mezcla se presentan a un volumen similar al del resto de los instrumentos, nos recuerdan a las grabaciones orquestales de los años setenta, donde los cantos se usaban de manera más ambiental que presencial. El tema que da título a este registro discográfico y con el que se abre el compilado tiene instantes que parecen tomados a los segundos más sobrios de Sergio Mendes y sus proyectos de hace cuatro décadas. Ashes, quizás el mejor corte, es una delicada pieza que en nuestra imaginación simula hacer parte de la banda sonora de Zabriskie Point, película de 1970 dirigida por el italiano Michelangelo Antonioni, referencia importante de la contracultura de esos tiempos. Komorebi, tonada con la que cierra este trabajo, sin subir la velocidad marcada durante la grabación, es el material más funky (y por funky queremos decir «sensual»), donde queremos pensar que hay una invitación a juntar rostros y generar besos inesperados (no hacemos responsables de dicha fantasía a la banda).

En fin, Ojos verdes es un disco sugerente, maduro en su sonido, y, sin necesidad de eufóricos gritos o movimientos corporales agitados, sigue siendo una expresión genuina de psicodelia, recuperación de la sustancia contenida en la buena música hecha un medio siglo atrás.

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